Significativa escapada *alex*

Estaba impaciente, sentada en el comedor entre mis hermanos Yma y Nick, era la hora de la cena que se había demorado un poco porque padre llegaba tarde de trabajar. Miré el reloj de ébano que estaba en la sala y comprobé horrorizada que casi era la hora para verme con el niño ese, Andrés Bogliachino, lo conocía desde hacía tiempo, lo había observado divirtiéndose con los niños muggles, y me las había ingeniado para meterme en su grupo pues simplemente me había cansado de esta vida tan aburrida que llevaba, yo no quería pasar encerrada en los salones aprendiendo música, devorando los libros de artes oscuras, fingiendo que estaba de acuerdo con ideas feas que no me gustaban.

Me despedí de mis padres y salí apresuradamente hasta mi habitación, cerré con llave la puerta y saqué de debajo de la cama un caja con ropa que había comprado especialmente para la ocasión, nadie sabia de esto y es que si se enteraban me iba a ir muy mal, no tenía miedo de hecho la idea era muy atractiva… romper las reglas.

Me puse esa camisa holgada con un estampado de alguna serie animada muggle y unos pantalones también holgados que eran los que usaban los niños, me miré al espejo y oculté mi cabello largo debajo de una gorra negra, me sentía increíblemente cómoda. Entonces miré el reloj de mi habitación y pegué un salto, era tarde.

Fui apresuradamente al balcón y bajé por las ramas que crecían encima de la pared. Corrí por los jardines esperando que nadie me viera y trepé el muro que dividía la mansión con la calle, salté y corrí hacia la casa vecina donde vi al niño jugando con su patineta, sonreí y me acerqué a él.

—Hola, Andrés—lo saludé alegremente—lamento llegar tarde, pero no podía pararme de la mesa hasta que todos terminaran. ¿Qué vamos a hacer hoy? ¿Nos vamos?

Estaba muy impaciente, todo ese mundo era nuevo para mi.

Miré al suelo cuando lo vi reírse de mi, no había pensado que me viera ridícula, yo había creído que mi idea había sido buena, no quería que se avergonzaran por tener que ir a lado de una niña… los había escuchado comentar aquella noche a dos de sus amigos.

—Espero que nadie más nos vea andando con esa niña. —dijo uno de ellos en tono mordaz.
—Si, que vergüenza, seremos la burla de todos en el vecindario. —le respondió el otro.
—Las niñas son un estorbo…

Yo lo único que quería era tener amigos con los cuales divertirme, quería hacer las cosas que hacían los niños de mi edad antes de tener que ir a estudiar magia a Salemny, no le estaba haciendo ningún mal a nadie a diferencia de en casa que me obligaban a practicar maldiciones imperdonables. Yo Alexia Elizabeth Maysonet les iba a demostrar a todos que una niña podía hacer cualquier cosa que un chico era capaz de hacer, incluso los iba a superar, no había obstáculos para mi.

—Claro, a diferencia de ti, que nunca te quitas la máscara—le respondí sarcásticamente.

Levanté la mirada para ver a Andrés con expresión orgullosa, quizás no le agradara mucho por ahora, pero le iba a demostrar también a él que podíamos hacer las mismas cosas, juntos. Observé su mano extendida y pasé por un lado sin tomarla, si iba a ser como los chicos… ser vería raro que dos niños llegaran tomados de la mano.

—Vamos, se no hace tarde.

Metí las manos dentro de mis bolsillos y caminé esperando que me alcanzara.

—Ustedes los niños son bastante extraños—comenté despreocupadamente.

Rodé los ojos repentinamente exasperada por ese chico que era bastante raro, era como un pequeño simio al que le había faltado un poco de educación y apenas había aprendido a hablar y a andar en dos piernas. Había escuchado a padre mucho quejarse de esa familia de magos que vivía a lado pero siempre pensé que era porque no pertenecían a nuestro mismo círculo social, normalmente para mis padre cualquiera que estuviera en un rango superior o no aprobara sus ideas era alguien de baja categoría, también había mencionado algo de híbridos peligrosos pero ese niño no se veía ni híbrido peligroso, se veía bastante normal y un poco torpe para llamarse peligroso, aunque no podía decir lo mismo de los demás miembros de la familia Bogliachino pues no los conocía más que de vista.

— ¿Y qué vamos a hacer hoy? —pregunté solo por decir algo, aunque de verdad me interesaba saber que haríamos a esas horas de la noche, no era muy correcto salir a esa hora.

Esperaba que hiciéramos algo interesante que valiera la pena la escapada, si me atrapaban al menos podría decir que no me arrepentía y que lo volvería a hacer porque de verdad esa sensación de estar haciendo algo prohibido me agradaba, me gustaba mucho ir en contra de lo que decían mis padres, no les tenía miedo ni a ellos ni a nadie.

—Bueno—dije encogiéndome de hombros.

Aunque no lo admitiera o no lo demostraba estaba muy nerviosa por lo que los demás amigos de Andrés pensaran de mi, eran bastante escépticos respecto a las niñas, además eran muggles y no había convivido mucho con ellos, casi nada en realidad…

— ¿Tu crees que está bien? —pregunté de pronto cuando ya podía ver a lo lejos a los chicos esperando en el lugar donde habían quedado. —Salir con muggles; no estoy diciendo que tenga algo en su contra, a mi me parecen personas normales como nosotros pero… si descubren lo que somos… podrían enviarnos a Azkaban… no quiero ir ahí.

Estábamos a pocos metros de ellos cuando levanté la mano en el aire para saludarlos.