Eilith Lobhdain Douglas -Terminado-
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Eilith Lobhdain Douglas -Terminado-
D A T O S ⋆ B A S I C O S
~
Nombre: Eilith Lobhdain Douglas
Apodos: Lith, Sea...¬¬, algunas veces me llaman por el apellido de mi padre, Lobhdain o Douglas -El de mi madre-
Edad: 18
Casa: Ninguna
Ocupación: Esclava
Raza: Humana
Orientación Sexual: Heterosexual
~
Nombre: Eilith Lobhdain Douglas
Apodos: Lith, Sea...¬¬, algunas veces me llaman por el apellido de mi padre, Lobhdain o Douglas -El de mi madre-
Edad: 18
Casa: Ninguna
Ocupación: Esclava
Raza: Humana
Orientación Sexual: Heterosexual
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D E S C R I P C I O N ⋆ F I S I C A
Mide 6'0 - 1'80, una altura adecuada para una bella joven de 18 años. Conserva los ojos verdes de su madre, Meredith, junto con el salvajismo de una melena oscura y desordenada. Sus rasgos faciales parecen el de una muchacha caribeña, tez bronceada aunque un poco pálida en invierno. Aunque sea un dato que no merezca la pena ser contado, sus medidas son XX-XX-"Descubrelas por ti mismo/a. Suele...solía vestir con elegantes ropas de tonos azulados, de alta calidad, buen talante, hasta que la arrebataron de Escocia y fue vendida por un mendrugo de pan y ropas de chico. Pero descubrió que era algo muy cómodo y a partir de entonces, comenzo a vestir simple, comoda y siempre con el pelo recogido en un moño simple a la altura del cogote. Pero le insisten en que se ponga por las noches el uniforme de doncella con cofia, cosa que nunca hara en su vida, aunque su vida dependiera de ello. Colores apagados y tiene unas pecas que apenas se notan en su cara. Lleva las uñas pintados de color borgoña pues es su color favorito.
D E S C R I P C I O N ⋆ P S I C O L O G I C A
• El ajedrez
• Tocar el violín
• Hacer rabiar a Lukas
• Las margaritas
• El pan de leche
• Las películas
• Quedarse hasta las tantas leyendo libros bajo la sabana de su cama
• Comer palomitas
• Hacerse la manicura y la pedicura
• Gastar bromas cuando tiene ganas
• Brandy
• Dejarse llevar por una buena melodía clásica y comenzar a bailar clásico.
• El sol, el atardecer, la noche
• La luna
• Escribir nanas y cantarlas a su antojo
• Observar su trofeo de canto -1er puesto-
• El helado de pistacho y almendras y trufas de Oreo.
• Observar las estrellas
• Pensar en su familia, en especial a Jeremy
• Pintarse las uñas
• Dejarse el pelo suelto
• Dormir
• Los macarrones con queso, hace mucho tiempo que no come un buen plato de macarrones, los echa de menos. *¬*
• El olor a bosque recién rociado con la lluvia.
• Pasear por los bosques, sobre todo de noche cuando hay luna llena.
• Montar a caballo
• Ir al teatro cuando puede, aunque ahora lo tendra un poco difícil.
(...)
Coser, cantar ? -rie- No, quizás creyeron que ahora pondria a continuación que le gusta hacer punto de cruz, lavar los manteles como una despechada o simplemente cocinar junto con el cantar de los bellos risueñores, pero para nada nuestra chica es así. De naturaleza rebelde como el viento de los bosques. A esta chica le gusta trepar por los edificios con las garras de gato que le fue regalado al cumplir los diez años. La Esgrima es su punto fuerte, lo maneja con agilidez y no duda en ofrecerse en un duelo contra alguien, seguido de una buena puntería con el arco. Siempre sale cantando por cualquier parte, es su pasión junto con la lectura. No puede parar de leer siempre que puede y ahora que al parecer tiene libros gratis, los ojea en la biblioteca de Lukas hasta quedarse dormida encima de los libros. Sus favoritos son Shakespeare, Moliere y algún que otro artista que le entretenga hasta entrada la noche. Tampoco hace ningún feo a los instrumentos musicales, como al piano y al violín. Este último lo toca con fluidez aunque prefiere tocarlo con el corazón y seguir el ritmo por donde cree mejor. Otra de sus aficciones son la costura, pero esta se la guarda para la noche, que es cuando tiene un poco de tiempo libre, se pone a diseñar su propia ropa. Alguna vez soño que podria llegar a ser una diseñadora mundialmente famosa, pero eso lo dejo pendiente para cuando recuperara su libertad, si es que la había perdido, aunque no creía en eso. Ella podría ser una esclava que tenía que servir a un niño malcriado, pero aun no le habían arrebatado la libertad del razonamiento ni la de sus ansias de vivir. . . . . . . Le encantan los videojuegos donde contienen algo de violencia...si no puede pegar a su amo, ¿Que mejor manera de desahogarse?• Piratas
• Lukas….
• Servir a Lukas
• Las arañas no puede ni verlas
• La sopa de calamar, no soporta el pescado por su alergia de pequeña
• No le gusta el rock, heavy…etc. Prefiere algo más tranquilo y clásico
• La cerveza
• El tabaco
• Que la miren tanto rato
• Que le hagan fotos
• Despertarse tan temprano y encima no poder salir del manicomio en donde está encerrado su amo.
• Que le cojan del mentón…simplemente no le gusta ponerse nerviosa ante ese estúpido toque.
(...)
Como se menciona arriba, no le gustan las arañas ni siquiera para tenerlas a mil metros cerca de ella. Desde pequeña siempre a evitado los rios anchos con piedras en el fondo del mar, pues una vez que iba con su padre de caza, se cayo en un rio al ver que habia un pez de colorines flotando en el agua, pero resulta que era un colgante blanco de diamantes y cuando lo cogió, estando dentro del agua, una corriente de agua la empujo haciendo que perdiera el equilibrio y llevarla río abajo. Su padre la salvo y desde entonces procura cruzar algún puente sobre cualquier riachuelo de cualquier pantano o cualquier laguna. Otras de sus muchas fobias que tiene, es la Homofobia. No sabe porque, pero algo sospechaba de las mujeres del clan Douglas, solo de algunas y eran mayoria, pues miraban con mucho interes a Eilith hasta el punto que llegaba a pensar que si ella también se sentía atraida hacia ellas, pero lo niega pues
Personalidad:
Esta chica de ojos verdes...verde que te quiero verde. La personalidad de Eilith, podría combinarse con la inquietud y la incesante valentía del poderoso clan que todos los años ha sido reconocido como tal. Eilith, al nacer, nació sin poder alguno, nada más que con el don de sonreír con dulzura y el acompañamiento de una voz angelical con la que ha ganado varios eventos de canto y música. Independiente. Es adorada en todo su clan al igual que es conocida por su habilidad con las armas de fuego, espada y de tiro con arco. Con un carácter orgulloso, bromista, bastante enemiga de las reglas, suele ser la misma imagen de una guerrera escandinava dispuesta a darlo todo por su patria, por su clan y sobre todo por su familia.
No hace falta decir que de pequeña le gustaba desobedecer a sus mayores, pues trepaba por los edificios, llegaba tarde a escondidas a su hogar y la adrenalina que le entraba al probar los deportes extremos le llenaban de vida. No tiene ningún miedo a probar cosas diferentes, un poco juguetona a veces, pero cuando se enfada, suele ser un poco vengativa a lo que se refiere...una venganza en condiciones en cuanto se burlan de ella. No teme a pelear, ni a discutir, pues es algo que disfruta con ello y más si es para hacer rabiar a quien se supone que es su amo. Eso sí. Si consigue exasperar a una persona, para ella será un logro, aunque quién no llegue a exasperarse, ella pilla un rebote de mil demonios soltando un bufido frustrado.
Todo hay que decirlo. Si Eilith fuera siempre diversión, risas por gozo personal, sería una chica bastante aburrida. Al parecer por fuera, es morena, ojos verdes y de una sonrisa dulce, pero esa dulzura puede confundirse con lo que Eilith aguarda en su interior. Aquella noche en la que fue su cumpleaños y el día en que murió su alma más preciada, una ira que desconocía que tenía, afloró con el tacto de un hombre que olía a costas del mediterráneo. No sabía que era el odio, ni el desprecio, pues su buena voluntad le impedía alejarse de alguien que necesitara de su ayuda. Algunos dicen que Eilith, tenía un corazón que no le cabía en el pecho. Su dulzura, su amabilidad solo la regala a quién la merece y a quienes no la merecen, que se den con un canto en los dientes con una sonrisa y un adiós. Suele estar en su mundo a veces. Es cariñosa, prudente y cuando se trata de amar...
Cuando se trata de amar, Eilith es entregada al cien por cien, pero ¿Que puede decir? Nunca ha estado enamorada, ni nunca creyó que tiene esa habilidad. No conoce el arte del amar y solo la conoce a la altura paternal. Pero ¿Quién no se ha aventurado en busca de aventuras y si tenías suerte, te encontrabas con una sirena? Los cuentos nombraban a bellas sirenas y con un cierto aire misterioso. Podría decirse que a Eilith le ocurre más o menos lo mismo. Puede, no se sabe si es cierto, pero quizás quien llegue a catar los besos de la bella Douglas puede que llegue a encontrar la avaricia de querer probar más de los labios de Eilith o mismamente seguir probando para darse un canto en los dientes.
Un gesto vale más que mil palabras. Unas palabras cambian toda un vida ¿No es así? El amor es algo con lo que teme que le pase. Un " Te quiero " puede llegar a ser mortal como el disparo de una pistola. Pero quien quiera conocer a Eilith, que se agarre de la silla. Esta es ella. Ella es Eilith Lobhdain Douglas.
No hace falta decir que de pequeña le gustaba desobedecer a sus mayores, pues trepaba por los edificios, llegaba tarde a escondidas a su hogar y la adrenalina que le entraba al probar los deportes extremos le llenaban de vida. No tiene ningún miedo a probar cosas diferentes, un poco juguetona a veces, pero cuando se enfada, suele ser un poco vengativa a lo que se refiere...una venganza en condiciones en cuanto se burlan de ella. No teme a pelear, ni a discutir, pues es algo que disfruta con ello y más si es para hacer rabiar a quien se supone que es su amo. Eso sí. Si consigue exasperar a una persona, para ella será un logro, aunque quién no llegue a exasperarse, ella pilla un rebote de mil demonios soltando un bufido frustrado.
Todo hay que decirlo. Si Eilith fuera siempre diversión, risas por gozo personal, sería una chica bastante aburrida. Al parecer por fuera, es morena, ojos verdes y de una sonrisa dulce, pero esa dulzura puede confundirse con lo que Eilith aguarda en su interior. Aquella noche en la que fue su cumpleaños y el día en que murió su alma más preciada, una ira que desconocía que tenía, afloró con el tacto de un hombre que olía a costas del mediterráneo. No sabía que era el odio, ni el desprecio, pues su buena voluntad le impedía alejarse de alguien que necesitara de su ayuda. Algunos dicen que Eilith, tenía un corazón que no le cabía en el pecho. Su dulzura, su amabilidad solo la regala a quién la merece y a quienes no la merecen, que se den con un canto en los dientes con una sonrisa y un adiós. Suele estar en su mundo a veces. Es cariñosa, prudente y cuando se trata de amar...
Cuando se trata de amar, Eilith es entregada al cien por cien, pero ¿Que puede decir? Nunca ha estado enamorada, ni nunca creyó que tiene esa habilidad. No conoce el arte del amar y solo la conoce a la altura paternal. Pero ¿Quién no se ha aventurado en busca de aventuras y si tenías suerte, te encontrabas con una sirena? Los cuentos nombraban a bellas sirenas y con un cierto aire misterioso. Podría decirse que a Eilith le ocurre más o menos lo mismo. Puede, no se sabe si es cierto, pero quizás quien llegue a catar los besos de la bella Douglas puede que llegue a encontrar la avaricia de querer probar más de los labios de Eilith o mismamente seguir probando para darse un canto en los dientes.
Un gesto vale más que mil palabras. Unas palabras cambian toda un vida ¿No es así? El amor es algo con lo que teme que le pase. Un " Te quiero " puede llegar a ser mortal como el disparo de una pistola. Pero quien quiera conocer a Eilith, que se agarre de la silla. Esta es ella. Ella es Eilith Lobhdain Douglas.
D A T O S ⋆ B I O G R A F I C O S
Nacionalidad:Escocia
Familia:
Padre: Eòghan Lobhdain Mcknight. Anatomía fuerte, alto, moreno y de ojos pardos. Era un hombre reconocido y codiciado en las frontera de cada guerra que se cernía sobre Escocia. Un hombre de confianza y con gran coraje. ~ Desaparecido ~
Madre:Victoria James Douglas. Voluntad fuerte, con el don de la adivinancia, advirtio a Eilith de su destino. Bella, rostro angelical y de bellos ojos verdes claros. Cabellos oscuros tirando a cobrizo. Era amable, cariñosa y buena cocinera. Solia aparte de su don, manejaba la espada como una maestra profesional y fue quién enseño a Eilith a defenderse a parte del tiro con arco. ~ Desaparecida ~
Historia:
El aullido de la luna se cernía sobre los campos verdes de la madre naturaleza en aquellos días de primavera. La noche estaba hermosa, los campos durmiendo y el pasto oscuro como la noche. No había luz sin oscuridad pues aquella noche, con hábitos de la guardia del clan Douglas, vigilaban el recinto de la gran fortaleza por los rumores que circulaban de ciertos mortífagos alrededor de las afueras de Edimburgo. Cinco chicas vírgenes habían sido desgarradas de su piel a jirones por el licántropo Fenrir que enseguida le dieron sentencia por dichosos crímenes que había cometido. Pero, la noche de la sentencia de llevarlo a la horca hasta morir, para después cortarle la cabeza y así tener un adorno de caza sobre la pared del alcalde del pueblo cercano. La sentencia se cumplió y el hombre lobo dejo de existir sobre la faz de la tierra, pero no toda luz oscura se transforma en polvo nada más cortar las venas de la vida. Un roció de luz reinó en los alrededores del clan Douglas. El nacimiento de Eilith.
Para entonces en el clan, todo había sido mala suerte, entre otros golpes de racha, pero desde que se descubrió de que al fin, la sangre feérica que había estado circulando durante varias generaciones, había cesado con la recién llegada al clan Douglas. Eilith, podría no tener apenas ningún don especial, pero tenía el encanto de una bella dama, perfecta para ser una bella señorita y tener a muchos pretendientes detrás suya sin ningún tipo de magia. Con la edad temprana de los cinco años, Eilith jugaba a las muñecas rodeada de bellos lirios que habían plantados en el jardín en círculos, como si fuera un circulo protector en contra de algo. Siempre iba vigilada de su niñera, Moira. Una señora bastante agradable y que de vez en cuando regañaba a Eilith por ser tan inquieta, algunas veces se atrevía a ponerse los pantalones de caza y subir trepando los muros de los edificios de piedra de la fortaleza que los protegían del exterior.
Creció notablemente y a la edad de diez años, manejaba con maestría el arte del tiro con arco, el violín lo tocaba a la perfección y sabía cuatro idiomas fluidamente. Perfectamente, con su rebeldía y su cara dura, llegaría a ser alguien, porque en esta vida si no andabas por tus propias patas, no llegabas lejos. Cosía, se defendía aunque fuera de lejos, pero cuando cumplió los quince años, su madre le dijo pues esta podía experimentar el arte de la adivinación, la dijo que algo oscuro se cernía sobre el clan, que si tuviera problemas, que volviera junto con el clan. Asintió rápidamente y beso la frente de su hija para envolverla en un fuerte abrazo. Eilith la miro un poco confusa, pero anoto mentalmente aquellas palabras, aquel aviso pues no le gusto el tono de su madre en cuanto le dijo sobre que algo se cernía sobre el clan, pero luego se puso a pensar un rato y cayó en la cuenta que posiblemente, se tratara de alguien en especial, pero no sabía de quien.
Tres años más tarde…
-¡CUMPLEAÑOS FELIZ, EILITH!-Dijo una voz infantil cerca del oído de Eilith. Abrió los ojos lentamente despertando de un maravilloso sueño y vio al pequeño Jeremy dando saltos en la cama de Eilith alegremente. Eilith se estiro en la amplia cama adornada con sabanas color champagne y de buena calidad que al rozar las manos, podías sentir la suavidad al instante. Miro a Jeremy y salió de la cama con cuidado de posar primero el pie derecho en el suelo. Se levantó y echo fuera con dulzura a Jeremy para que Eilith se pudiera cambiar tranquilamente. Cuando llegó a la mesa donde todos los que esperaban cada día para desayunar, se llevó una sorpresa. Nadie estaba allí, nadie había estado desayunando y se encontraba sola en la casa junto con Jeremy a su lado. Se extrañó pues nadie había ido a visitarla ni a darla mimos ni nada, pero sería algún detalle sin importancia.
Se fue a la cocina, desayuno por su cuenta y se fue a los establos para cabalgar un rato hasta que fuera la hora de comer. Pasaron dos horas volando, pero cuando llegó al jardín seguía sin haber vida por los alrededores de su hogar. Suspiro y se recogió el pelo en una coleta alta y decidió a ver que había de comer en la cocina, pero en cuanto abría la nevera para coger una botella de agua, sus ojos fueron vendados con una cinta negra y su cuerpo fue adormecido con cloroformo hasta dejarla desmayada por completo. No supo cuántas horas había pasado, pero cuando se despertó, descubrió que estaba en un navío, navegando ampliamente en el ancho mar y descubrió que estaba junto con Jeremy a su lado, con ropas andrajosas y rasgadas tapándole su pequeño cuerpo. No se había dado cuenta de que ella estaba en la misma situación que Jeremy. Zarandeo con suavidad a Jeremy entre sus brazos y el niño no se despertaba. Asustada zarandeaba un poco más a Jeremy que yacía sin reaccionar entre sus brazos.
La congoja comenzaba a salir poco a poco y no pudo parar las lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos. Con una mano libre se las seco y volvió a aferrar a Jeremy contra su pecho. Acerco sus rosados labios al oído de Jeremy-Hermanito, querido…-Fue diciendo lentamente con aquella dulce voz que se le caracterizaba por Escocia y por su clan-Despierta…la luna salió y las estrellas iban saliendo al unísono del brillo de su madre la noche….quiéreme. Quiéreme…no me dejes sola..-Fue cantando la popular canción de nana que siempre cada madre solía cantar a cada uno de los pequeños que no podrían pegar ojo en la noche. Nada. Miró a Jeremy y no se despertaba. Esbozo una sonrisa débilmente mientras acariciaba el rostro de Jeremy por su mejilla, lentamente mientras cerraba los ojos para no dejar escapar más lagrimas Las horas nocturnas pasaron lentamente por el confín de la tierra, Eilith miraba al cielo estrellado apoyada en los barriles que había detrás de lo que parecía un pequeño resguardo de Ron.
Sus ojos se cerraban lentamente y no aguanto más. Fue aferrando el cuerpo de Jeremy hacia su pecho, ocultándole del frío y abrazándole para no soltarlo nunca más, no quería separarse de él, aunque estuviera sujetando el cuerpo indolente de su hermano menor, no lo soltaría. Sabía esgrima, sabia tocar el violín, sabia idiomas, sabia además que tenía un cierto respeto con la posesividad. Si el destino se lo permitía, llevaría el cuerpo inerte a tierra y lo enterraría como debía ser. Aspiro con la nariz la congoja del momento y sonrió ampliamente al cuerpo de Jeremy-Saldremos…de esta…-Dijo sonriendo a Jeremy-o si no, no podremos compartir más tortitas de caramelo, Jeremy, debes despertar-Miraba a Jeremy pero no respondía. Apretó la mandíbula, cerró los ojos y soltó un grito desgarrador cual cuento de terror producido por una banshee. Los cuentos populares no serían realidad si no se escribieran, pero ¿quién dice que vio el augurio del dolor cernirse sobre ella? No sabía que había pasado con Jeremy, pero quien haya hecho algo para que no la respondiera lo pagaría.
Pensó en que era muy tarde, pero le tomo el pulso y al quitar un poco la manga de su andrajosa camisa, descubrió que le habían cortado las venas de un tajo y se le había infectado dejándole morir hasta que la muerte se llevara al pequeño lejos de Eilith. Frunció los labios, los abrió, los volvió a fruncir, cerró los ojos y finalmente no pudo aguantar el dolor que llevaba en su pecho. Gritó. Grito bien alto en popa despertando a todo el navío sin previo aviso, algunos asustándose creyéndose que era el maldito augurio de la banshee despechada, algunos creían que iban a morir esa misma noche, pero al ver a la joven abrazada al pequeño, llorando descontroladamente sobre el cuello del niño, todos se calmaron y se apartaron a ambos lados dejando ver a un hombre de metro noventa, ojos claros y de tez pálida. Sus cabellos compartían la oscuridad de la noche en unos revueltos y cortos bucles. Tenía una perilla que le hacía obtener la presencia de un poderoso dueño de la tierra si el humano fuera aún más avaricioso de lo que ya era.
Se fue acercando con elegancia hacia Eilith y se fue agachando poco a poco hasta quedarse a su altura. Eilith le miro a los ojos con su barbilla alzada, no mucho, pero si los suficiente como para demostrar la valentía y el orgullo de los Douglas de toda Escocia. El hombre cogió de los hombros el cuerpo de Jeremy y Eilith sujeto a su hermano con fuerza. Este la miró con el ceño fruncido y con la ayuda de un grumete, pudo arrebatárselo de sus brazos y lo cogió en brazos para dárselo a uno de los secuaces que rodeaban el círculo alrededor de Eilith. Esta miró con atención a ver dónde se llevaba a su hermano y para cuando el grumete se dirigía hacia el trampolín que había incorporado en el navío, salió corriendo hacia el grumete, impidiendo que no lo tirara al mar, pero antes de que Eilith llegara para hacer nada, Jeremy flotaba en el aire hasta caer dentro de las profundidades del mar.
-¡NOOOO!-Eilith dio un grito ahogado, a punto de caer por la borda, se arrodillo mirando hacia donde había caído el cuerpo de Jeremy.-Jeremy…
¿Dónde estaba su familia? No podía ser que el clan Douglas terminara de esta forma. Había más, pero precisamente, la familia de Eilith era la más prestigiada, descendiente de un clan ancestral hasta adquirir poder frente a todo los miedos y problemas del mundo, bien reconocida por la sociedad para entonces. El hombre de cabellos oscuros la miro con desprecio aun sin decir ninguna palabra, acercándose a ella por detrás, le cogió del mentón y la beso apasionadamente en los labios. Eilith le respondió el beso para llegar a pegarse a su cuerpo y robarle su alma junto con la daga del cinturón que llevaba cerca de su casaca. Aparto los labios de los de aquel hombre y le miro con un odio reciente del cual nunca supo que tenía. Le amenazaba con la daga en su pecho, casi haciéndole sangrar, pero este la cogió de la muñeca que empuñaba la daga y la golpeo contra la barandilla del barco, haciendo que soltara la daga y con toda la tranquilidad del mundo, la dejaba arrodillada en el suelo mientras la miraba con desprecio.
-Deberías comportarte…-Dijo cruelmente de sus labios. El desprecio de aquellas palabras no hizo más que despertar aún más aquella rebeldía que quería salir de su comportamiento refinado a lo largo de los años.
El hombre le ato las manos fuertemente, la subió hasta tenerla en pie delante de él y fue empujándola hasta el final del trampolín, pero de repente, uno de los navegantes gritaba tierra firme, tierra firme. A esto aquel hombre soltó un gruñido feroz y cogió a Eilith al hombro para ponerla en cubierta sana y salva. Esta se zafo de aquel hombre y por poco lo tira al suelo, en lo que aprovecho y se tiró al agua cayendo con las manos atadas al fondo del mar, pero gracias a Dios, no estaban a una profundidad bastante honda. Miro hacia arriba y no vio rastro del hombre, pero comenzó a nadar como pudo hacia lo que parecía una isla torpemente. Cansada, se dejó arrastrar por las profundidades del mar hasta que el sonido de las olas chapoteando contra el mar, la hizo mirar hacia un lado descubriendo a un delfín que al parecer nadaba hacia ella para cogerla por la aleta frontal y llevarla lo suficientemente lejos del barco pirata.
El delfín la dejo en aguas a la orilla y se fue alejando lentamente de Eilith. Cansada, se dejó arrastrar por el mar hasta que noto el suave roce de la arena sobre su rostro. Intento levantarse como pudo con las manos atadas y para cuando estaba a punto de ponerse en pie, el hombre de antes de cabellos oscuros la agarró del pelo, arrodillándola en la arena y coloco lentamente un cuchillo sobre su cuello. Ambos se miraban con mutuo odio, de la pasión habían pasado al odio eterno. Eilith mantenía su mirada fija en él y cuando él alzo el cuchillo al aire sonrió maliciosamente.
-Di tus últimas palabras, furcia-dijo lentamente con una voz seria y potente. Eilith sonrió orgullosamente hacia el hombre y le dedico una sonrisa amplia, mostrando su bella dentadura.
-…………-No dijo nada ante la feroz mirada de aquel hombre, pues no le tenía miedo. El hombre la jalo más fuerte aun del pelo y siguió mirándole a los ojos.
-Te doy otra oportunidad para vivir, sangresucia-Dijo con desprecio-¿O mueres o me sirves como esclava?-Dijo mirando a Eilith a los ojos. Todos esperaban expectantes por la decisión de la muchacha. Eilith sonrió y escupió en la cara al hombre de rostro feroz. Este grito de la simple furia que le dio al recibir tal muestra de desprecio. Alzó un poco más el puñal, Eilith cerró los ojos y…-¡ALTO!-seguía viva después de cinco minutos transcurridos.
Abrió los ojos lentamente y vio al hombre delante suya que miraba a alguien más. Eilith miro hacia el mismo sitio y vio a un joven que de cabellos oscuros, ojos claros pero tenuemente oscuros. Le estuvo mirando desde un rato largo y no pudo evitar esbozar una tímida sonrisa.
A partir de aquel momento, hubo discusiones, palabrerías y una tregua en la que el hombre la soltó finalmente tirándola contra el joven que al parecer la había comprado como “esclava” Cualquier cosa le valía ahora mismo, pues lo único que quería era descansar y comenzar a planear la venganza contra esos piratas y mientras caminaba junto aquel joven que prácticamente podía decirse que compró su vida, fue pensando cabizbaja en algún modo de contactar con su familia. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde.
Para entonces en el clan, todo había sido mala suerte, entre otros golpes de racha, pero desde que se descubrió de que al fin, la sangre feérica que había estado circulando durante varias generaciones, había cesado con la recién llegada al clan Douglas. Eilith, podría no tener apenas ningún don especial, pero tenía el encanto de una bella dama, perfecta para ser una bella señorita y tener a muchos pretendientes detrás suya sin ningún tipo de magia. Con la edad temprana de los cinco años, Eilith jugaba a las muñecas rodeada de bellos lirios que habían plantados en el jardín en círculos, como si fuera un circulo protector en contra de algo. Siempre iba vigilada de su niñera, Moira. Una señora bastante agradable y que de vez en cuando regañaba a Eilith por ser tan inquieta, algunas veces se atrevía a ponerse los pantalones de caza y subir trepando los muros de los edificios de piedra de la fortaleza que los protegían del exterior.
Creció notablemente y a la edad de diez años, manejaba con maestría el arte del tiro con arco, el violín lo tocaba a la perfección y sabía cuatro idiomas fluidamente. Perfectamente, con su rebeldía y su cara dura, llegaría a ser alguien, porque en esta vida si no andabas por tus propias patas, no llegabas lejos. Cosía, se defendía aunque fuera de lejos, pero cuando cumplió los quince años, su madre le dijo pues esta podía experimentar el arte de la adivinación, la dijo que algo oscuro se cernía sobre el clan, que si tuviera problemas, que volviera junto con el clan. Asintió rápidamente y beso la frente de su hija para envolverla en un fuerte abrazo. Eilith la miro un poco confusa, pero anoto mentalmente aquellas palabras, aquel aviso pues no le gusto el tono de su madre en cuanto le dijo sobre que algo se cernía sobre el clan, pero luego se puso a pensar un rato y cayó en la cuenta que posiblemente, se tratara de alguien en especial, pero no sabía de quien.
Tres años más tarde…
-¡CUMPLEAÑOS FELIZ, EILITH!-Dijo una voz infantil cerca del oído de Eilith. Abrió los ojos lentamente despertando de un maravilloso sueño y vio al pequeño Jeremy dando saltos en la cama de Eilith alegremente. Eilith se estiro en la amplia cama adornada con sabanas color champagne y de buena calidad que al rozar las manos, podías sentir la suavidad al instante. Miro a Jeremy y salió de la cama con cuidado de posar primero el pie derecho en el suelo. Se levantó y echo fuera con dulzura a Jeremy para que Eilith se pudiera cambiar tranquilamente. Cuando llegó a la mesa donde todos los que esperaban cada día para desayunar, se llevó una sorpresa. Nadie estaba allí, nadie había estado desayunando y se encontraba sola en la casa junto con Jeremy a su lado. Se extrañó pues nadie había ido a visitarla ni a darla mimos ni nada, pero sería algún detalle sin importancia.
Se fue a la cocina, desayuno por su cuenta y se fue a los establos para cabalgar un rato hasta que fuera la hora de comer. Pasaron dos horas volando, pero cuando llegó al jardín seguía sin haber vida por los alrededores de su hogar. Suspiro y se recogió el pelo en una coleta alta y decidió a ver que había de comer en la cocina, pero en cuanto abría la nevera para coger una botella de agua, sus ojos fueron vendados con una cinta negra y su cuerpo fue adormecido con cloroformo hasta dejarla desmayada por completo. No supo cuántas horas había pasado, pero cuando se despertó, descubrió que estaba en un navío, navegando ampliamente en el ancho mar y descubrió que estaba junto con Jeremy a su lado, con ropas andrajosas y rasgadas tapándole su pequeño cuerpo. No se había dado cuenta de que ella estaba en la misma situación que Jeremy. Zarandeo con suavidad a Jeremy entre sus brazos y el niño no se despertaba. Asustada zarandeaba un poco más a Jeremy que yacía sin reaccionar entre sus brazos.
La congoja comenzaba a salir poco a poco y no pudo parar las lágrimas que comenzaron a brotar de sus ojos. Con una mano libre se las seco y volvió a aferrar a Jeremy contra su pecho. Acerco sus rosados labios al oído de Jeremy-Hermanito, querido…-Fue diciendo lentamente con aquella dulce voz que se le caracterizaba por Escocia y por su clan-Despierta…la luna salió y las estrellas iban saliendo al unísono del brillo de su madre la noche….quiéreme. Quiéreme…no me dejes sola..-Fue cantando la popular canción de nana que siempre cada madre solía cantar a cada uno de los pequeños que no podrían pegar ojo en la noche. Nada. Miró a Jeremy y no se despertaba. Esbozo una sonrisa débilmente mientras acariciaba el rostro de Jeremy por su mejilla, lentamente mientras cerraba los ojos para no dejar escapar más lagrimas Las horas nocturnas pasaron lentamente por el confín de la tierra, Eilith miraba al cielo estrellado apoyada en los barriles que había detrás de lo que parecía un pequeño resguardo de Ron.
Sus ojos se cerraban lentamente y no aguanto más. Fue aferrando el cuerpo de Jeremy hacia su pecho, ocultándole del frío y abrazándole para no soltarlo nunca más, no quería separarse de él, aunque estuviera sujetando el cuerpo indolente de su hermano menor, no lo soltaría. Sabía esgrima, sabia tocar el violín, sabia idiomas, sabia además que tenía un cierto respeto con la posesividad. Si el destino se lo permitía, llevaría el cuerpo inerte a tierra y lo enterraría como debía ser. Aspiro con la nariz la congoja del momento y sonrió ampliamente al cuerpo de Jeremy-Saldremos…de esta…-Dijo sonriendo a Jeremy-o si no, no podremos compartir más tortitas de caramelo, Jeremy, debes despertar-Miraba a Jeremy pero no respondía. Apretó la mandíbula, cerró los ojos y soltó un grito desgarrador cual cuento de terror producido por una banshee. Los cuentos populares no serían realidad si no se escribieran, pero ¿quién dice que vio el augurio del dolor cernirse sobre ella? No sabía que había pasado con Jeremy, pero quien haya hecho algo para que no la respondiera lo pagaría.
Pensó en que era muy tarde, pero le tomo el pulso y al quitar un poco la manga de su andrajosa camisa, descubrió que le habían cortado las venas de un tajo y se le había infectado dejándole morir hasta que la muerte se llevara al pequeño lejos de Eilith. Frunció los labios, los abrió, los volvió a fruncir, cerró los ojos y finalmente no pudo aguantar el dolor que llevaba en su pecho. Gritó. Grito bien alto en popa despertando a todo el navío sin previo aviso, algunos asustándose creyéndose que era el maldito augurio de la banshee despechada, algunos creían que iban a morir esa misma noche, pero al ver a la joven abrazada al pequeño, llorando descontroladamente sobre el cuello del niño, todos se calmaron y se apartaron a ambos lados dejando ver a un hombre de metro noventa, ojos claros y de tez pálida. Sus cabellos compartían la oscuridad de la noche en unos revueltos y cortos bucles. Tenía una perilla que le hacía obtener la presencia de un poderoso dueño de la tierra si el humano fuera aún más avaricioso de lo que ya era.
Se fue acercando con elegancia hacia Eilith y se fue agachando poco a poco hasta quedarse a su altura. Eilith le miro a los ojos con su barbilla alzada, no mucho, pero si los suficiente como para demostrar la valentía y el orgullo de los Douglas de toda Escocia. El hombre cogió de los hombros el cuerpo de Jeremy y Eilith sujeto a su hermano con fuerza. Este la miró con el ceño fruncido y con la ayuda de un grumete, pudo arrebatárselo de sus brazos y lo cogió en brazos para dárselo a uno de los secuaces que rodeaban el círculo alrededor de Eilith. Esta miró con atención a ver dónde se llevaba a su hermano y para cuando el grumete se dirigía hacia el trampolín que había incorporado en el navío, salió corriendo hacia el grumete, impidiendo que no lo tirara al mar, pero antes de que Eilith llegara para hacer nada, Jeremy flotaba en el aire hasta caer dentro de las profundidades del mar.
-¡NOOOO!-Eilith dio un grito ahogado, a punto de caer por la borda, se arrodillo mirando hacia donde había caído el cuerpo de Jeremy.-Jeremy…
¿Dónde estaba su familia? No podía ser que el clan Douglas terminara de esta forma. Había más, pero precisamente, la familia de Eilith era la más prestigiada, descendiente de un clan ancestral hasta adquirir poder frente a todo los miedos y problemas del mundo, bien reconocida por la sociedad para entonces. El hombre de cabellos oscuros la miro con desprecio aun sin decir ninguna palabra, acercándose a ella por detrás, le cogió del mentón y la beso apasionadamente en los labios. Eilith le respondió el beso para llegar a pegarse a su cuerpo y robarle su alma junto con la daga del cinturón que llevaba cerca de su casaca. Aparto los labios de los de aquel hombre y le miro con un odio reciente del cual nunca supo que tenía. Le amenazaba con la daga en su pecho, casi haciéndole sangrar, pero este la cogió de la muñeca que empuñaba la daga y la golpeo contra la barandilla del barco, haciendo que soltara la daga y con toda la tranquilidad del mundo, la dejaba arrodillada en el suelo mientras la miraba con desprecio.
-Deberías comportarte…-Dijo cruelmente de sus labios. El desprecio de aquellas palabras no hizo más que despertar aún más aquella rebeldía que quería salir de su comportamiento refinado a lo largo de los años.
El hombre le ato las manos fuertemente, la subió hasta tenerla en pie delante de él y fue empujándola hasta el final del trampolín, pero de repente, uno de los navegantes gritaba tierra firme, tierra firme. A esto aquel hombre soltó un gruñido feroz y cogió a Eilith al hombro para ponerla en cubierta sana y salva. Esta se zafo de aquel hombre y por poco lo tira al suelo, en lo que aprovecho y se tiró al agua cayendo con las manos atadas al fondo del mar, pero gracias a Dios, no estaban a una profundidad bastante honda. Miro hacia arriba y no vio rastro del hombre, pero comenzó a nadar como pudo hacia lo que parecía una isla torpemente. Cansada, se dejó arrastrar por las profundidades del mar hasta que el sonido de las olas chapoteando contra el mar, la hizo mirar hacia un lado descubriendo a un delfín que al parecer nadaba hacia ella para cogerla por la aleta frontal y llevarla lo suficientemente lejos del barco pirata.
El delfín la dejo en aguas a la orilla y se fue alejando lentamente de Eilith. Cansada, se dejó arrastrar por el mar hasta que noto el suave roce de la arena sobre su rostro. Intento levantarse como pudo con las manos atadas y para cuando estaba a punto de ponerse en pie, el hombre de antes de cabellos oscuros la agarró del pelo, arrodillándola en la arena y coloco lentamente un cuchillo sobre su cuello. Ambos se miraban con mutuo odio, de la pasión habían pasado al odio eterno. Eilith mantenía su mirada fija en él y cuando él alzo el cuchillo al aire sonrió maliciosamente.
-Di tus últimas palabras, furcia-dijo lentamente con una voz seria y potente. Eilith sonrió orgullosamente hacia el hombre y le dedico una sonrisa amplia, mostrando su bella dentadura.
-…………-No dijo nada ante la feroz mirada de aquel hombre, pues no le tenía miedo. El hombre la jalo más fuerte aun del pelo y siguió mirándole a los ojos.
-Te doy otra oportunidad para vivir, sangresucia-Dijo con desprecio-¿O mueres o me sirves como esclava?-Dijo mirando a Eilith a los ojos. Todos esperaban expectantes por la decisión de la muchacha. Eilith sonrió y escupió en la cara al hombre de rostro feroz. Este grito de la simple furia que le dio al recibir tal muestra de desprecio. Alzó un poco más el puñal, Eilith cerró los ojos y…-¡ALTO!-seguía viva después de cinco minutos transcurridos.
Abrió los ojos lentamente y vio al hombre delante suya que miraba a alguien más. Eilith miro hacia el mismo sitio y vio a un joven que de cabellos oscuros, ojos claros pero tenuemente oscuros. Le estuvo mirando desde un rato largo y no pudo evitar esbozar una tímida sonrisa.
A partir de aquel momento, hubo discusiones, palabrerías y una tregua en la que el hombre la soltó finalmente tirándola contra el joven que al parecer la había comprado como “esclava” Cualquier cosa le valía ahora mismo, pues lo único que quería era descansar y comenzar a planear la venganza contra esos piratas y mientras caminaba junto aquel joven que prácticamente podía decirse que compró su vida, fue pensando cabizbaja en algún modo de contactar con su familia. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde.
Eilith Lobhdain Douglas- Status de sangre. : Muggle.
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