Alea jacta est... (Odette)

De un lado a otro. De un lado a otro. Se me acumulaba el trabajo.

Apenas había terminado una clase y ya estaba pensando en la siguiente, tenía que preparar, buscar, encontrar, organizar, corregir, pensar... El trabajo de profesor era una árdua tarea, de eso no había duda. Apenas tenía tiempo de hablar con nadie que no fueran los alumnos, tampoco es que lo echase en falta, pero tal vez debería pasar por la sala de profesores y charlar un poco con los compañeros.

Hice una mueca, yo no era un tipo muy sociable ni muy abierto, nunca lo había sido, tenía pocas amistades, y la mitad de ella ni siquiera eran humanas. Sonreí ante esa idea, cualquiera que me escuchase... Iba perdido en mis pensamientos cuando resbalé.

El suelo estaba... húmedo, y debído a que caminaba deprisa, mis pies se deslizaron por el brillante suelo pulido del hall. Conseguí con cierta soltura mantener el equilibrio usando las brazos y enderezando el cuerpo hasta conseguir de nuevo la estabilidad, una vez lo hube logrado, me quedé quieto, tratando de averiguar por qué el suelo estaba mojado, eso era un peligro mortal, capaz alguien podía abrirse la cabeza.

Miré alrededor y vi a una jovencita de cabellos espesos y cobrizos que prácticamente abrazaba una fregona. La chiquilla me miraba con los ojos como platos y expresión asustadiza, era obvio que estaba pensando en la bronca que estaba a punto de caerle. Pero en lugar de enfadarme, tuve que reprimir una sonrisa, con cuidado de no volver a resbalar, me acerqué a ella, a su lado había un cubo con agua.

- Vaya... Disculpa, estoy pisoteando todo lo que has limpiado, iba distraído y no me he fijado en que estabas fregando, lo lamento - Sonreí un poco para que viera que no había nada de lo que preocuparse- Soy el profesor Dereck Jacobi ¿Y tú?

Le devolví la fregona con la misma soltura que ella me la había dado y respondí su dulce sonrisa con otra llena de encanto.

- Aunque el sueño de toda mi vida es y ha sido siempre ponerme a fregar los pasillos de Greenwitch, me parece que no merezco que me concedas tal honor, así que te lo dejo a ti - Respondí mirándola a los ojos- Me he disculpado y te he tratado con amabilidad, si tú no eres capaz de hacer lo mismo, el repugnante mago no quiere perder más tiempo contigo. Así que que te aproveche. Ten un buen día.

Y con las mismas, agrandé mi sonrisa y seguí mi camino,¿Qué estaba pasando en aquella escuela? Pensé lo que podía haberle pasado a esa chiquilla si yo hubiera sido de verdad un mago... Buf, si seguía con esa actitud iba a tener grandes problemas.

Y yo cada vez estaba más convencido de estar mejor con mi manada que rodeado de los que decían ser personas.

Me detuve de nuevo al sentir el golpe en la espalda y escuchar las palabras de la chiquilla. Sin duda tenía genio, quizá debería haberme enojado, pero lejos de eso, me descubrí a mí mismo intentando aguantarme la risa.
La fregona húmeda me había salpicado los pantalones.

Miré a la jovencita y en mis ojos se instaló un brillo frío como el hielo.

- Estamos en paz - Dije con una voz burlona que poco se parecía a mi distendido tono habitual, ahora era profunda y gutural, más parecida a un gruñido que a una voz normal humana - Yo he manchado el suelo, y tú mi ropa.

Una vez más, me di la vuelta y seguí caminando de nuevo perdiéndome en mis cavilaciones sobre cómo organizar la siguiente clase. Curiosamente, la actitud de la chica de la fregona me había dado una idea que podría estar bien... Sonreí de lado mientras en mi cabeza planeaba cómo lo haría. Tendría que ponerme pronto manos a la obra porque no iba a ser algo fácil de conseguir.
Subí las escaleras, esquivando alumnos, sin fijarme en ninguno de ellos. Ahora tenía otras cosas en las que pensar.