Liberando Tensiones

Apenas comenzaba el día cuando las noticias desagradables me arruinaron el buen humor. Había esto en mi cama, terminando de disfrutar los minutos que tenia disponibles antes de levantarme, cuando por mi ventana entro la lechuza familiar con una nota. Se trataba de mi madre. Un vociferador con un comentario fuera de lugar. Ni siquiera quería recordarlo. No me dejaba ser, siempre cuestionando y señalando defectos. Yo la quería mucho, pero le hacia falta aprender un poco de mi padre. Aggh, en este momento él también se habia ganado mi disgusto. ¿Como era posible que se haya dejado convencer por mi madre?

Los dos eran tal para cual. No respetaban mis peticiones mas importantes, mis deseos ocultos de dejarlos e irme sabe Merlín a donde. Lejos, bien lejos sin importarme nada mas. Disfrutar de lo poco que se podía disfrutar en este mundo. Pero, por supuesto, no podía aun. Primero terminaría Greenwitch. Este lugar era como mi otro hogar, y deseaba disfrutar cada momento que me quedara. Luego...ya veríamos.

Tras la carta, me vestí y salí de mi cuarto. Estaba demasiado de mal humor como para quedarme allí. Era un sábado de estos poco-soleados y perfectos para no hacer nada. Así lo hubiera hecho, pero las tensiones acumuladas tras una semana de estudios y la molestia de mis padres, era mejor liberar enojos. Por tanto me encamine hacia el Gimnasio. Como era temprano no había muchas personas.

Tras estirarme por cinco minutos fui directamente hacia la bolsa de boxeo. Me puse los guantes y comencé a dar golpes.

Cuando abrí los ojos ya había amanecido. Miré el reloj que estaba sobre mi mesilla de noche y descubrí que era muy temprano y que también era sábado; pero, aunque lo intenté no pude volver a dormir, aún estaban en mi cabeza, aunque distantes, las imágenes de aquella pesadilla, en realidad no era difícil olvidar, pues siempre era la misma y no dudaba que en algún momento se hiciera real. Cerré con fuerza los ojos suspirando cansinamente, los abrí una vez más y después de admirar el techo con aire taciturno decidí que lo mejor sería levantarme y despejar mi mente de “ese” mundo.

La habitación hallábase en completa calma, Sea probablemente aún dormía en la pieza contigua y definitivamente no me apetecía tener a esa chica siguiéndome a todos lados por un buen rato, quería tener la libertad que no tenía desde hacía mucho tiempo.

Decidido me levanté y me vestí con ropas deportivas dispuesto a empezar el día haciendo un poco de ejercicio, cualquier cosa que mantuviera mi mente ocupada de absolutamente todo, deseaba dejar de ser Lukas Von Weillcshmdt, ser cualquier otra persona… incluso un simple e insulso muggle… de acuerdo, no estaba tan desesperado, pero, no quería ser yo mismo, simplemente así.

Antes de salir oculté mis orejas bajo una gorra y salí de la cabaña sin hacer ruido; corrí por el camino que dirigía a los Sturu hacia la Gran Cabaña y subí hasta el gimnasio, afortunadamente no había muchos alumnos, las multitudes me fastidiaban. Durante un rato ejercité mis bíceps y abdomen, me detuve para beber agua, en ese momento me llamó la atención una chica morena, guapa, no muy alta pero con gran energía, había algo en ella que llamaba mi atención a diferencia de muchas rubias altas y esculturales que intentaban llamar mi atención desde lejos; quizás por esa razón la chica morena me resultaba más interesante…

“Voltea” pensé.

Sentí una mirada inquisidora de alguien tras de mi. Pretendí no hacerle caso y continuar con mi jornada. Pude hacerlo por unos segundos mas, pero luego no pude resistirme. Por un lado, ya había descargado parte de mi frenesí en los últimos minutos; no por la rapidez de mis actos, si no por la fuerza que aplicaba en ellos. Y segundo, tenia esa extraña necesidad de hacerlo.

Para darme el gusto de tomarme unos segundos de descanso y de fuerza de voluntad, no me gire enseguida. Sostuve la bolsa unos segundos y deje que mi cabeza descansara allí unos momentos. Abrí los ojos y me gire lentamente. Me encontré con la mirada de un chico muy guapo. No podía identificarlo a simple vista, pues andaba con una gorra que le cubría un poco. Fruncí el rostro; los misteriosos, no me agradaban, ni me hacían gracia en algún sentido.

Baje la mirada con descaro, estudiando su postura, cuerpo y otros detalles. estaba demasiado acostumbradas a hacer las cosas como deseara, que poco o nada me importaba como los demás tomaran mis actitudes. No reconocí nada de el. Osea no se me hacia familiar por las clases o reuniones sociales de mi familia. Lo mas seguro ni debía fijarme en un chico como el, así que volví a girarme y continué mi ejercicio.

Dejando al chico de un lado, comencé a preocuparme por otra cosa, para mi mas importante. ¿Estaba golpeando bien? Tenia un dolor que me ardía en los nudillos. Comencé a intentar quitarme los guantes, pues estaba segura que me había lastimado la mano. Genial.

Sonreí para mis adentros, con cada acto la muchacha me resultaba más interesante pero al perecer yo no le interesaba en absoluto, lo que la hacía mucho más irresistible, como un reto al cual no podía decir no. Intenté reconocerla pero no recordaba haberla visto, o quizás no había sido de mi interés antes como para prestarle la suficiente atención, estaba completamente seguro que no pertenecía a la tribu de Sturu.
Torcí el gesto en una sonrisa, diciéndome a mi mismo que nunca sabría quien era la chica si no me acercaba a preguntarle, me sentí por primera vez como un adolescente guiado por sus hormonas, una atracción magnética me invitaba a ella.
Crucé el espacio que había entre nosotros, mi idea era preguntarle que su nombre, saludarla con cortesía pero desvié mi atención hacia su intento de deshacerse de los guantes… un deporte rudo para una chica… una mala idea meterse con una chica que entrenaba como golpear pero yo era un impertinente empedernido.

—Te ayudo—dije tomando su mano derecha para quitarle el guante, deshice los nudos de las cintas y lo saqué con facilidad—Lukas… Von… Edelstein, un placer. —No quería ser un Von Weillschmdt en esos momentos. Eché un vistazo a su mano cuya piel estaba enrojecida en la parte de los nudillos. —Esto no se nada bien… deberías tener más cuidado y guardar tu energía cuando encuentres a esa persona que quieres… matar.

Cuando menos pude percatarme, el joven estaba a mi lado. Ni siquiera me había fijado en que momento decidió acercarse. Entre sorprendida y curiosa, no pude evitar verlo a la cara. No muchos valientes se atrevían a acercarse a mi, viendo, que con toda sinceridad, no había mostrado interés alguno. Tuve el atrevimiento de inclinarme ligeramente para ver su rostro bajo aquella gorra molesta.

Deje que mi quitara el guante y escuche claramente su nombre. Lukas Von Edelstein. Sonaba como un nombre de mucha clase e importancia, pero solo era el nombre. Si era así, de seguro otro imbécil que iba a querer en mi vida. Aun asi , el nombre se me grabo enseguida. Era un nombre interesante.

Seguidamente, como un caballero, quito las cintas que rodeaban mis manos y entre los dos observamos mis nudillos. Estabas rojizos e incluso el aire lograba que me ardiera un poco. Por suerte, a pesar de ello, no había sangre. Sonríe de medio lado cuando escuche su comentario. Negué con el rostro y me dispuse a quitarme el otro guante.


-No pretendo matar a nadie señor Von Edelstein- conteste- Es solo simple liberacion. - de mi familia. concluí en silencio- Es un placer conocerle, yo soy Ymalai Maysonet- culmine extendiéndole mi mano sana para un saludo cordial.

Mire a los ojos de la chica, escuchándola con atención, noté enseguida su refinada educación, supe que no era cualquier chiquilla pues dicha elegancia no la poseía cualquier adolescente, seguramente venía de un mundo igual al mío, aunque quizás de una categoría más baja pues nunca la había visto en alguna fiesta, baile o ceremonia.

Después, al mencionar su nombre comprendí la razón… Maysonet… Ymalai… las coincidencias no existían, ni siquiera coincidencias tan grandes; conocía superficialmente esa parte de la vida de mi madre, pero no olvidaba apellidos y nombres pues habían formado parte de mi educación desde siempre, me sentí aliviado de no mencionar mi verdadero apellido, quizás ella había escuchado también hablar de nosotros y según la historia… advertida. Mi sonrisa se amplió aún más al sentir la relación con la chica como algo prohibido, aunque no sabía nuestro parentesco y si en realidad había uno… aún así la delicia de andar entre lo prohibido me agradaba sobremanera.

—Comprendo; todos tenemos nuestros momentos… señorita Maysonet.

Tomé su mano con delicada sutileza estuve a punto de inclinarme en una cortés reverencia para besarla siguiendo los protocolos, pero… estaba harto de eso, así que únicamente la estreché como suele hacerlo la gente normal.

— ¿Sabes? No se tú, pero prefiero dejar las formalidades para los lugares formales, ahora estamos en el colegio, el único lugar donde podemos… liberarnos.

Solté su mano para tomar la otra encerrándola entre las mías, susurré un elemental hechizo en élfico para curar su herida, la solté comprobando que había funcionado.

—Creo que así está mejor.

Una semilla de ligero interés nació en mi interior. Le había extendido la mano, mas por costumbre que por otra cosa, pero reconocer las ganas de obviar formalidades fue "encantador". O tal vez, no era mas que otro del montón. Alguien que provenía de una familia que ni conocía, y por tanto, habia crecido corrientemente. No importaba ya, el gesto fue internamente agradecido. Con su comentario me invitaba a sentirme mas como Ymalai, y no la hija Maysonet que necesitaba comportarse; cosa que bastaba para ganarse un poco mas de mi simpatía.

-Mejor para mi - dije tras reconocer que me había equivocado en pensar que podía ser un mago corriente. Su actitud, ahora que la apreciaba con mas detalle, me lo demostraba.

Me permití sonreír un poco antes de que tomara mi otra mano entre las suyas. Tuve una extraña sensación. Pude sentir magia pura fluyendo de él. Mis labios se separaron ligeramente para cuestionarle, pero no dije nada. Preguntar estaría demás.

Cerré la mano tras ver que ya no tenia nada. Hice una mueca con la boca y volví a observarlo con interés. ¿Que mas escondería? ¿Seria tan curiosamente interesante como me lo imaginaba?

-Muchas Gracias. Por cierto, considerando que deseas dejar formalidades te cuestionare algo. Aunque sinceramente solo busco corroborar. ¿No vas a séptimo, cierto? No eres de Trityan y confieso que siempre me gusta saber algo de las personas con quien comparto. Ademas de su nombre.- desvié ligeramente la mirada, ciertamente buscaba conocer otra cosa esencial para mi familia, pero que no iba a preguntarle directamente.

No tarde mas de tres segundos en devolverle la mirada e intentar sonreír educadamente.

Dudas. Nuevas dudas surgieron en mi interior acerca de Ymalai Maysonet, ella no parecía ni un poco a lo que se suponía serían los Maysonet, siempre había imaginado la verdadera familia de mi madre como un montón monstruos con deseos de venganza, sonaba ridículo pues en realidad nosotros éramos menos humanos y más monstruosos que cualquiera de ellos. También mi errónea idea sobre los Maysonet era similar a lo que eran más o menos los Von Weillschmdt, pero esa chica me parecía, al menos por ahora, completamente agradable.

Moví con discreción mi cabeza a un lado y a otro tratando de quitarme esas ideas, al menos por el momento, no quería juzgar a la chica sin siquiera conocerla, no quería crear críticas antes de siquiera haberla tratado un poco, quería crear mis juicios por mi mismo y no por lo que mi madre había dicho, o por las caras que ponía Ludwig cuando alguien mencionaba el nombre de Ymalai Maysonet.

—Eh… No, voy en sexto, aunque en realidad es mi segundo año en la academia—respondí dejando atrás mis divagaciones, actuando con naturalidad —Y soy un Sturu, ya sabes lo que dicen de nosotros… antisociales, nunca salimos de la biblioteca o despegamos las narices de los libros… Emos.

Reí ligeramente divertido y me senté en el suelo haciendo un gesto para invitarla a sentarse conmigo, buscando conocerla más, corroborar que era de “esos” Maysonet y satisfacer mi curiosidad, alimentar mis deseos de lo prohibido.

—Por supuesto, todo eso es mentira—continué—supongo que no nos conocemos, además de que eres mayor que yo… —me costaba trabajo decirlo, habría jurado que era de mi edad o menor, no era la primera vez que me sucedía, la misma Eilith era dos años mayor que yo—porque nos han obligado a dividirnos entre nosotros mismos, una completa ridiculez, me atrevo a decir.

Nuevo. O casi totalmente. Con razón ni le reconocía. No había ingresado a la academia cuando todavía tenia interés por conocer a los nuevos estudiantes durante la ceremonia; por supuesto eso significa que el día de su llegada, no me causo conmoción alguna. Menor. No lo aparentaba del todo, incluso su manera de comportarse, me recordaba a personas ya fuera del colegio. Como si cargara con experiencia. Tengo que admitir que eso me interesaba.

Reí tras comentario. No había conocido a ningún Sturu que se comportara de esa manera. De echo, no conocía a muchos, y aquellos que si, no eran de mi total agrado. Tenia un aire de burlón y orgullo propio que provoco mi sonrisa.

Sentado en el suelo, me hizo una invitación a acompañarlo. Hubiera preferido continuar con mi rutina o reunirnos en otro lugar, pero no podía negarme. Me había ayudado. Así fuera algo tan insignificante como curarme la mano, estaba obligada -mas porque así lo deseaba- a aceptar su invitación directa. Era una cuestión de moralidad Maysonet de crear aliados cuando estos se veían aceptables.

-Ridiculez o no, ya esta hecho. No pude cambiarse- dije tomar asiento frente suyo- Yo lo veo mas como un intento de mantener los prejuicios. Veras...el mundo no puede ser color de rosa y todos en armonía. No seria mundo.- pensé un momento en lo que me decían en casa. Dudando si decirlo o guardarlo. Opte por no hacerlo.- Y otro lado, mantener unidos a aquellos que son iguales. Por ejemplo, como has dicho, se dice que los Sturu son unos antisociales, pues que socialicen entre ellos y vivan comiendo libros juntos- rei.- Los Trityan como yo, seremos los eternos malos que debemos separar de los humildes y buenos magos del colegio-hice una mueca mostrando los dientes- Ten cuidado que te come el tiburón

Reí unos momentos. Luego volví poco a poco a tener mi semblante tranquilo.

-Dime, si puedo saber, tu lugar de procedencia. ¿Porque no comenzaste en Greenwitch? ¿donde estudiabas?- pregunte para culminar.

La escuché con agrado y cortesía, como si escuchara los discursos entre Ludwig y Alexia, o un monólogo de mi abuelo, es decir, la escuché porque valía la pena escucharla; por lo que percibía, Ymalai no era la clase de chica que abría la boca para soltar una sarta de palabrería irrelevante, sin sentido, una perorata de la cual apenas entendía un par de palabras y el resto las había escupido de un libro que recién se había leído y grabado de memoria como un perico ignorante, ella me recordó inmediatamente a Selene Silver, no por ser similares, sino contrarias, a diferencia de la rubia, Ymalai tenía un cerebro que sabía usar. Sonreí porque chicas como ella me fascinaban, al mismo tiempo pensé que podría sacar provecho de esta nueva relación… si no lo arruinaba antes.

Entonces, me aseguré de cuidar cada una de mis palabras para no decir nada incorrecto, grosero o fuera de lugar… o algo que me delatara, aunque no podía esconderme toda la vida… no obstante, no era el momento de responder: No había estado antes en una escuela porque mi madre es tan paranoica que teme que tu familia tome represalias y se las ingenie para aniquilar al único hijo que le queda, tu sabes, la venganza de los Maysonet.

Reí para mis adentros de lo ridículo que sonaba eso.

—Bueno… yo estudiaba en casa… soy de Escocia; mis padres y mi abuelo me han enseñado todo lo que se. —dije con cierto aire de orgullo hacia ellos, luego añadí como una simple explicación de la situación: — Mi madre, es un poco paranoica, la guerra la tiene alterada así que pensaba que no era seguro que fuera al colegio, pero el año pasado me impuse, aunque en realidad, no es por alardear, pero todo lo que me “enseñan” aquí, yo lo había visto hace un par de años. —bajé la voz casi a un murmullo y me acerqué para que sólo ella pudiera oír. —Mis intenciones para permanecer aquí van mas allá de lo académico; me encanta ir contra lo establecido.

Esbocé una sonrisa maliciosa y traviesa, imaginando que diría Alexia ó la monarquía si se enteraran de la Orden de la Bruja Verde.

— ¿Qué hay de ti? ¿Tu… familia? Creo que el apellido Maysonet me resulta familiar de algún lado… Hummm… ¿Alfred Maysonet?... ¿Nicholas Maysonet? En la historia de Greenwitch mencionan también a una Alexia Maysonet, primera guerra… ¿tienen que ver contigo?

Indagué inocentemente, como si tuviera más curiosidad de la que ya tenía.

Interesante. No había conocido a ningún escoses antes. Me los había imaginado de otra manera muy diferentes a Lukas. Pero es normal, jamas vi uno que no fuera a través de pinturas o libros viejos sobre la magia. Era grato conocer a alguien de otra cultura. Con un mundo completamente diferente al mio en costumbres y actitudes. Y eso ultimo había dado al blanco. No hubiera podido imaginar como hubiera sido mi vida en su lugar. Mi madre de por si era insoportable en múltiples ocasiones, pero agregarle la paranoia me hubiera aniquilado la paciencia que tenia. Por suerte, si tenia algo de eso, jamas me lo demostraba a mi, su extremo cuidado iba hacia mi hermano.

Pero su madre no despertó nada mas que comparación con la mía. Lo que si me cautivo fue la educación. Su orgullo al aclarar que ya sabia bastante, me hacia recordar las palabras de mi tío; nunca se aprende lo suficiente... así que sigue educandote en casa. No pretendía presumirle, pero yo había logrado adelantarme en ciertas materias por mi cuenta. Nunca lo diría, era mejor mantener en secreto todo lo bueno que se puede ser en la brujería. La sorpresa siempre es un gran arma.

Sonreí no sin antes morderle el labio. ¿Un rebelde? ¿ Tendría causa o simplemente gustaba de molestar a su madre paranoica? Podía envolverme en un pensamiento profundo con esa simple frase. Pero el continuaba hablando, así que debía dejar mis ideas para mas tarde. Quien sabe, y tal vez, por pura casualidad, comprenda a lo que se refería.

Mi sonrisa se fue apagando levemente, aunque mantuve algo de ella. No quería mostrarme molesta ni muchos menos, por la simple mención de mi familia. Era un orgullo ser una Maysonet, pero me sorprendía que siendo escoses supiera de ellos.

-Alfred Maysonet es mi abuelo- dije tomando una postura mas relajada. -Mi padre es Nicholas. Los mismos que suenan en la historia de Greenwitch. - pensé si obviar a mi ...a Alexia, pero algo muy importante me había ensenado mi padre. Aclarar que ella no pertenecía a la familia, seria una mancha horrorosa que siguieran llamándola así.- La ultima que has mencionado no pertenece a mi familia o por lo menos ya no. No soy quien para contarte los asuntos familiares, pero permiteme darte un consejo, no la menciones ante otros Maysonet. No agradarías en absoluto.Solo puedo repetirte lo que muchos otros saben. Ella mato a Ymalai Maysonet, su gemela y mi tía. Solo he visto fotos de Ymalai, por lo que supongo que si la veo, podría reconocerla. Pero no me interesa.

Para mi suficientemente con eso. No me gustaba hablar mucho de los problemas familiares. Para mi debían quedarse ahí y no salir públicamente. Lo que haya sucedido con Alexia, no fue en mi época y me importaba poco o nada. Todo lo que sabia de ella es que era una criminal que había matado a mi tía Ymalai.

Esa historia la había escuchado tantas veces que la sabía de memoria, era lo que todos decían aunque claro que yo conocía la otra parte, el lado de Alexia y no la juzgaba inocente ni de ninguna otra manera, sólo como Alexia, quien tenía un carácter bastante complicado aunque no era hija de Kosroes ambos compartían esa curiosa forma de hacer justicia, misma que afortunada o desafortunadamente yo había heredado.
La sonrisa en mi rostro se hizo más amplia sólo en un intento de no reír ante lo extraño y pequeño que solía ser el mundo. Heme aquí frente a mi prima, acababa de comprobarlo para estar seguro en un cien por ciento y no cometer errores; hija de la antigua familia de mi madre, hija del hombre que una vez casi logró matar a Alexia y a mis dos hermanos. Todo eso se me antojaba como una divertida comedia dramática en la que todos éramos los protagonistas y al mismo tiempo, piezas de ajedrez de un destino incierto y complejo.

—Gracias por el dato, si llego a tener el gusto de conocer a otro Maysonet no abriré mi boca de más—comenté como si habláramos de un tema simple y cotidiano. —Lamento que mis preguntas toquen un tema que quizás para ti sea personal, pero soy un curioso empedernido y cuando conoces a alguien “famoso”, es inevitable, incluso si has recibido una severa educación. Pero es como una manera de comprobar que la historia es real, que de verdad sucedió, no todo está en los libros y a veces, lo que está impreso en ellos es falso.

La miré dibujando una expresión de disculpa en mi rostro, esperando que no se sintiera ofendida o molesta, no quería que mi nueva y apreciada prima saliera huyendo molesta. Ymalai era como un puente peligroso que me unía con los Maysonet, un puente que se podría derrumbar con el más mínimo paso falso, por ahora no era conveniente; a diferencia de mis otros verdaderos primos, ella me agradaba sinceramente.

—Pero, no todo es familias y orígenes, ya tenemos suficiente de eso en casa ¿no? —le guiñé el ojo con un dejo de coquetería— Somos personas normales a fin de cuentas ¿Qué haces para divertirte?

Decidí cambiar de tema porque a mi también me era incómodo y desagradable que mi vida girara en torno a lo que era mi familia, lo que fue y lo que sería, la idea era no ser Lukas Von Weillschmidt.

Finalmente, me quité la gorra porque se estaba haciendo un poco incómoda, me pasé una mano por el cabello y volví toda mi atención a la chica.

Moví el rostro levemente; apenas notable. Me encontraba satisfecha con su respuesta. Muchos familiares, no les agradaba la idea de que mencionaran a Alexia, y por su bien, era mejor nunca hacer molestar a un Maysonet. Todos-incluyéndome descaradamente- tenían unas maneras muy oscuras de llevar aquellas situaciones que no les gustaba. Tal vez por eso mismo odiaban a Alexia, había sacado aquello oscuro de la familia, pero contra alguien de la misma. Era algo complejo, que sinceramente no tenia nada que ver conmigo; y mientras continuara sin afectarme, que se mataran entre ellos.

Eso no significaba, por tanto, que permitiría que otros se metieran en los asuntos familiares. Era muy celosa con eso. Para mi, la familia y sus problemas debían mantenerse así; no plasmados en libros que relaten todo lo sucedido. Por eso no me agrado su termino de "famoso". Yo no quería ser reconocida por algo de lo cual no tuve participación. Para eso trabajaba por mis propios logros. Pero no iba a descargar contra el un comentario de molestia, si se era tan notable su sana curiosidad y ademas, parecía notar enseguida cuales eran los temas que habían que cerrarse de inmediato. Cosa que me agradaba.

- Que bueno que no fíes de lo que lees- comente como mi comentario final sobre el tema- Tenemos ese pequeño detalle en común, prefiero corroborar.-concluí por completo cualquier indicio de continuar con el tema. Por tanto, me dedique a responder a sus ultimas palabras; me sonaban a una invitación de mostrar verdaderas caras- Como persona normal a mi me gusta....lo natural.- dije con una sonrisa formándose en mi rostro- Para divertirme basta con una mochila con lo necesario y tirarme al mar o perderme en un bosque. Pero si mencionamos levemente a la chica mimada, también me gusta ir de compras y todo eso de la moda. Pero basta de mi señor Von Edelstein, porque no mejor me cuenta sus preferencias. ¿Con que te divertías en casa?¿Y ahora que eres libre?- pregunte con interés.

Observe ahora su rostro con mas detalle y disfrute al ver que mi compañero era bien parecido, aunque no me fiaba de su cara de niño bueno. Yo siempre usaba esa expresión para fines no tan claros.

Sonreí lacónicamente ante su última palabra, sonaba tan bien, como un estatus de perfección, donde todo está bien sin importar como se mueva el mundo alrededor. “Libre”… me pregunté si de verdad era libre incluso ahora que estaba del otro lado del mundo; su cuestión me hizo darme cuenta que aún habiendo logrado uno de mis mas ansiados caprichos seguía siendo prisionero de la sociedad mundana, de una monarquía falsa y de mi mismo, sobre todo de mi mismo. Aunque pareciera para los demás, nada estaba bien, todo estaba mal y se ponía peor, pero la idea de huir me parecía obscena y ofensiva para alguien como yo, huir es de cobardes, me dije.

—ah… yo… bueno, nada interesante—titubeé tratando de recobrar mi propia compostura, así mismo traté de mantener intacta mi sonrisa—Tanto en casa como aquí hago casi las mismas cosas. Soy fotógrafo, me gusta capturar momentos, escenas, personas, ese tipo de cosas; también… hago música, soy… violinista. Leo y practico magia. —Me encogí de hombros—La única diferencia es que en casa como ya te mencioné mis profesores eran mi familia. Y, al igual que ti, también me gusta tomar mi mochila y perderme en la naturaleza; es… relajante, nunca se conoce lo suficiente y ésta cambia a diario así que siempre es interesante perderse en ese exótico mundo, en realidad disfruto más de ese mundo que de éste, las criaturas suelen ser más civilizadas que los humanos, sin ofender —reí ante una idea bastante absurda, casi ilógica, pero real— Yo soy más civilizado cuando estoy entre ellas… quizás porque pertenezco más a ellos que a ustedes.

De pronto, la miré directamente con interés renovado, sintiéndome a gusto a lado de mi “prima”, preguntándome cuanto tiempo más duraría aquella farsa, ó si cambiaría su forma de ser cuando se enterara quien era yo en realidad; aunque me parecía lo suficientemente madura como para dejarse influenciar por los demás Maysonet, sería una lástima porque de verdad me agradaba; descubría poco a poco lo normal que era Ymalai, lo simple y común o quizás sencilla en ciertos aspectos, una humana interesante como quedaban pocos.

—Podríamos salir a dar un “paseo” algún día, digamos que es como una especie de cita.

De pronto me sentí satisfecha, como si con lo poco que hubiese dicho, me hubiera contado mas de lo que el pensaba. Y así era. Para comenzar era un fotógrafo, los artistas siempre me causaban interés, porque encontraban la belleza natural hasta en cosas que a simple vista no podían disfrutarse. Por lo tanto, era fácil deducir que Lukas era un chico observador; posiblemente detallista también. Por otro lado si era músico podía ser bastante creativo y diferente a otros. Pero todo esto, solo era deducciones mías, el chiste estaba en luego comprobarlas.


No pude ocultar lo agradable que se me hizo que le gustara lo natural, bueno, era comprensible. Si le gustaba los momentos reales y personas y todo eso...era lo mas lógico. Pero el punto era, que logro escaparse otra sonrisa de mis labios. Sonrisa que se apago unos momentos. Al parecer el joven Von Edelstein, sufría una realidad similar a la mía. Seguramente vivía repudiando el contorno falso en el cual había crecido. O mas bien, el mundo completo. No había que ser estúpidos para saber que así era. Y tenia razón, convivir con ese mundo natural y exótico era mejor, porque podías ser como quisieras....tal vez por eso se sentía mas parte de ellos que del resto de la humanidad. A mi me pasaba, aunque no me atreviera a declararlo tan abiertamente como el.

Pero no tuve que hacer mención de eso. Como momentos anteriores, terminaba ganado con otro comentario que desviaba mi atención. Me agradaba que pudiera envolverme en tantas cosas con pocas palabras. Era como conversar conmigo y que la otra yo, fuera un ser misterio para mi, aunque todo se mantuviera con claridad.

- Bueno, no negare que me agradara verte en tu ambiente natural- dije utilizando el termino que había pensando.- y no me ofendo con tu pensar. En realidad te comprendo- termine concluyendo, mas no aceptando que compartíamos la misma idea.- Solo hace falta que me digas en que momento escaparemos de este mundo al otro.- dije con una sonrisa.

Pero no quería acabar la platica ahí. Había algo interesante que en todo lo dicho, me había cautivado. Leía y practicaba la magia. Muchos solo se dedicaban al estudio recibido en el colegio; en su lugar incluyendo a sus familiares..pero mi interés era otro.

-¿Que tipo de magia lees?- pregunte con curiosidad. ¿Acaso tenia algo oscuro en su ser? O ¿solo se dedicaba a la lectura de pociones, encantamientos de defensa y ataque?. O mejor aun, sorprendiéndome mas, ¿ Estudiaría magia pura blanca, perdida ya hace siglos.

Solté una carcajada corta, su manera de expresarse me pareció más divertida que nada, aunque curiosamente en otro momento me habría sentido completamente ofendido de que se refirieran a mí como una especie de “animal”. En este momento había cosas más importantes que el orgullo, además si me molestaba por algo tan pequeño y simple, seguramente no llegaría tan lejos como planeaba.

— El próximo sábado, espero que no te moleste levantarte temprano—dije sintiendo anticipadamente la dicha de salir de allí.

Noté que Ymalai tenía ganas de divertirse, al igual que yo quería salir de ese mundo en el que vivíamos, nuestras situaciones no eran por completo muy distintas, eran un poco similares, ambos habíamos crecido en medio de familias de alta sociedad, con rigores estrictos en cuanto a educación, cuidando siempre lo que hacíamos o decíamos frente a los demás; inmersos en el nuevo régimen monárquico obligados a respetar reglas de las que tal vez estábamos completamente en contra, era injusto…

Cuando me preguntó la clase de cosas que leía me quedé en silencio durante algunos minutos, pensando si debía decir la verdad o mentir acerca de algo más común y normal, pero, opté por la idea menos simple, como siempre. Una mentira como la que ya había dicho era suficiente.

—De todo un poco—contesté vagamente, un poco distraído—Encantamientos, pociones, historia… pero mis intereses se centran más en Artes Oscuras, Alquimia, Magia antigua y Magia élfica… son interesantes. Siempre hay algo que nos llama más la atención que otra cosa ¿Hay algún ramo que te interese más?

Me encongí de hombros y la miré nuevamente a los ojos intentando leer sus pensamientos y sus expresiones.

un poco sobresaltada por la invitación, o mas bien, por la fecha determinada, asentí con el rostro. Tenia un poco de saliva que no podía tragar, pero tras unos momento así lo hice. Sonreí y volví a mover mi rostro. De acuerdo, estaba algo nerviosa, pero debía tomar la calma.

Unos segundos mas, y pude relajarme. Casi sin percatarme lleve mi mano hacia la cabellera y tome un mechón que comencé a darle vueltas. No podía creer que de alguna manera Lukas hubiera encontrado ponerme en una situación incomoda. Y no porque me sintiera extremadamente atraída, sino porque me había sorprendido aun cuando lo esperaba.

Para evitar delatarme deje caer mi mano disimuladamente tras darle vuelta a otro mechón de cabello. Pensé en una respuesta que me pareciera natural. La suya, me daba la impresión de que así fue, por lo que me correspondía serle igual de sincera.

- No me disfrazare de chica inocente. Se que las artes oscuras tiene algo que te llaman poderosamente hacia ellas- dije observando sus manos. Humedecí mis labios preparándolos para decir algo que pocos sabían. -Nunca aprendes lo suficiente de ellas. Por otro lado las Runas Antiguas guardan sus detalles...y ¿porque no? Las pociones. Digamos que mi rama es lo lógico- reí ligeramente. Poco después subí la mirada a su rostro y me atreví a agregar.-En lo que no te acompañarnos seria a lecturas elficas. Les tengo cierto....respeto. Tal vez esten por encima de mi entendimiento. Soy consciente de ello y lo admito.

Fruncí ligeramente el ceño analizando a mi primita en cada uno de sus movimientos, al mismo tiempo deleitándome por la sutileza de sus palabras acomodadas en frases de forma tan correcta que la convertían en un blanco interesante y que satisfacía mis necesidades de curiosidad. Por ahora consideré que sabía lo suficiente, además empezaba a hacerse tarde, el tiempo en esta charla se había pasado volando, dicen que eso sucede cuando te diviertes, y… por que no, me había divertido, a una manera extraña, pero me había divertido.

—La magia élfica es muy antigua, confusa, diferente a la magia de los humanos, es cierto, además somos un poco celosos con nuestros secretos. —Dije diciéndole entre esas palabras que no es que fuera inferior para entenderla, simplemente esa magia sólo podíamos aprenderla nosotros, porque ella era inteligente, hubiera sido una digna Sturu definitivamente. —En fin, creo que debo irme antes de que mi esclava empiece a hacer lo que le da su gana, fue un placer hablar con alguien que tiene cerebro en esta academia.

Me puse de pie, le tendí la mano para ayudarla a ponerse de pie en un gesto de cortesía y caballerosidad. Estaba a punto de girar sobre mis talones para irme cuando se me ocurrió algo que podría ser divertido o muy malo, pero que también era correcto, me acerqué hasta la altura de su oído y susurré con voz suave y baja.

—Soy tu primo en realidad, Lukas Von Weillschmidt, hijo de Alexia… tú sabes si quieres seguir con esa “guerra” absurda o quieres que nos divirtamos juntos.

Me alejé con una sórdida sonrisa en el rostro, esperando ansioso a ver su reacción, como un niño espera un dulce delicioso.

Me quede viéndolo con sorpresa. Tenia descendencia elfica. Eso levanto muchas emociones en mi. Intriga y mucho mas interés del que pude realmente tenido. Me llenaba, era correcto decirlo así, saber que estaba tratando con alguien totalmente diferente. Como había dicho, le tenia respeto a los elfos y sus métodos, pero a diferencia de mi padre, no me desagradaban del todo, mas bien, les tenia curiosidad mezclada con miedo, mi padre en cambio era odio puro.

Una parte de mi salto conmocionada y llena de tantas cosas por decir, pero que lamentablemente deberían esperar para otro momento. Se despedía de mi dejándome en el punto mas llamativo de todo. Tenia que admitir que era mejor, si quería volver a encontrarnos, seria mejor aun tener curiosidad por el. Sonreí, tomando su mano extendida, y me levante de mi lugar. Realice un ligero gesto de agradecimiento por su comentario y me disponía a retirarme cuando se acerco de nuevo a mi.

Escuche atentamente sus palabras y mis labios se separaron para decir algo que murió en silencio. Era mi primo, Alexia tenia hijos. Si me familia llegara a enterarse de ello, de el...de lo cerca que estaba. No podía imaginarme todo el desastre que se vendría encima. Mire a Lukas dudosa.

-Bueno, supongo que ahora habrá mas confianza primo- reí con cierta malicia, mi padre se merecía que no le dijera la verdad. Le faltaba mucho para ser un buen padre y ganarse semejante regalo de mi parte. Ademas, yo tenia derecho a ver la otra versión de la moneda y Lukas actualmente tenia mi interés.- Sera muy divertido conocerte.- di media vuelta.- Por cierto, acabas de hacerme el día- dije antes de retirarme, tenia mucho que pensar hoy.