Super Activo! * Lukas Von Weillschmidt *

Era tarde, la mejor hora para ir al gimnasio sin que hubiera un montón de niñas tontas observándome hacer ejercicio, cuchicheando estupideces pensando que no podía escucharlas sólo porque estaban del otro lado de la sala, susurrando unas a otras con sus cabezas muy juntas…

Después de un rato de hacer pesas simplemente para mantener mi mente despejada de todo lo demás que estaba fuera y apartar un poco a Sea de mi lado ordenándole que tuviera lista una cena especialmente deliciosa y un poco difícil de conseguir, eso la tendría ocupada al menos por un par de horas, aún tenía algo de tiempo antes de que ella viniera a molestar o algo por el estilo; pasé cerca de un chico ejercitándose, pero le resté importancia y me dirigí a los ventanales que daban al lugar una excelente vista de la isla, no era un mal lugar para estar de vacaciones y divertirse molestando a esos inútiles parlamentarios… pronto sería la primera reunión de la orden y eso me tenía especialmente entusiasmado.

Sonreí para mi mismo tan solo de pensar lo que lograríamos, si Alexia y el circulo nos creían unos niños como para dejarnos estar cerca del círculo, para ser útiles, quizás se llevarían una gran sorpresa.

Abrí una botella de agua y bebí un sorbo.

Una voz eufórica y alta se alzó en el silencio del lugar, cerré los ojos tratando de tener infinita paciencia… ojalá las personas supieran que no hacía falta gritar para ser escuchadas, simplemente sus voces excesivamente altas conseguían irritarme al sonar fuertes en mi cabeza, sin embargo, escuché algo que me sacó de mi ensimismamiento, no podía creerlo, separé la botella de agua de mis labios, ligeramente sorprendido… Alexia no había mencionado nada sobre el hecho de que el hijo del subnormal Andrés viniera a la Academia, no soportaba al mejor amigo de mi madre pero no quería ser precipitado y caer en el prejuicio. Compuse mi rostro a una máscara de serenidad e indiferencia a su torpe inicio de una charla, me giré sobre mis talones, miré en dirección al chico y me recargué contra la barandilla… al parecer el gimnasio se empezaba a volver un lugar de reencuentros familiares, pensé ligeramente divertido ante la coincidencia.

—No hay necesidad de gritar—dije con voz mesurada. —Soy Lukas Von Weillschmidt.

Me pregunté si él sabía de mi como yo sabía de él, no podía negar que ahora mi curiosidad se hallaba en su mas alto punto, entonces pensé que al ser hijo de uno de los delincuentes mas buscados del mundo mágico y muggle, podría estar interesado en la bruja verde… después de todo era hijo de Andrés como yo lo era de Alexia, era parte de nosotros meternos en problemas.

Alcé la mano y con el dedo índice le indiqué que se acercara, no me apetecía elevar la voz, era vulgar y de mal gusto.

No me sorprendía que supiera el nombre de mi madre, pero sí me tomaba por sorpresa que Andrés le hubiera hablando de mi, tampoco me halagaba la idea, podía imaginar la clase de cosas que él había dicho de mi y de mi padre… la situación resultaba algo complicada siendo él, el mejor amigo de madre y el primer enemigo de mi padre, a mi todavía me costaba comprenderlo un poco, solo sabía que él me desagradaba tanto que me daba igual si fuera realmente el hermano de Alexia… sin embargo noté una diferencia entre él y Aaron… el chico tenía educación, algo que Andrés había extraviado en algún sitio durante su infancia o la gestación, como si “respeto” “inteligencia” “modales” no vinieran incorporadas en su fisionomía y psicología.

—Si, Alexia es mi madre… y creo que no me gustaría saber que te contó tu padre sobre mí.

Me sorprendió que me llamase “Luk” pues sólo permitía que personas muy cercanas me llamaran de esa manera, para los demás era “Lukas Von Weillschmidt” pero no recriminé ese hecho relativamente insignificante, me limité a tomar su mano con cortesía y estrecharla en un corto apretón “amistoso”

—Pensé que tú no… venías a la academia; tú sabes, la situación de tu padre no es muy sencilla que digamos y no estoy diciendo que sea un asesino y delincuente, puesto que Alexia y él son exactamente lo mismo, también estoy a favor del círculo. —me encogí de hombros y me giré nuevamente para observar el panorama que se extendía allá afuera—Me extraña que te hayan dejado siquiera pisar la isla; como monarca yo te hubiera enviado a una celda en la fortaleza.

Esbocé una ligera sonrisa, era divertido jugar en ambos bandos…

Mi madre… debí suponerlo desde el principio. Ella parecía encantada de tener que ir en contra de las reglas, de las leyes y los protocolos, me agradaba su actitud… aunque me alegraba no estar en casa para soportar el humor de Ludwig respecto al caso.

—Yo no creo que te hubiera gustado—confesé, sabía muy bien lo que le hacían a esas personas y no era agradable, muchos eran piratas y muggles, lo merecían, pero otros tantos eran… en su mayoría integrantes del círculo. —Porque habría sido lo último que hubieras hecho. Pero si lo que quieres es algo interesante, te propongo algo.

Bebí nuevamente otro sorbo de agua dejando a la expectativa, incluso preguntándome si no estaba tomando una decisión precipitada, pero de alguna manera tenía el presentimiento de que podía confiar en él… después de todo era hijo el simio ese. No aparentaba ser alguien que se acobardara por unos cuantos parlamentarios.

—Hay una… organización secreta en Greenwitch, formada por alumnos se llama “la Orden de La Bruja Verde”… estamos conscientes de que una guerra se aproxima y que está muy cerca… no podemos quedarnos resguardados en este lugar fingiendo que no sucede nada allá afuera. No se si me entiendas.

No podía decirle en ese momento todo sobre la orden, ya me estaba arriesgando lo suficiente hablándole de ella en ese lugar, aunque no había nadie…

Las cosas marchaban perfectamente, me alentaban sus ganas de participar en la Orden, sólo esperaba que no tuviera ese gran defecto de Andrés de actuar siempre deliberadamente poniendo en riesgo las misiones, había crecido formando parte de eso, de la forma en como Alexia dirigía el círculo, escucharla quejarse del carácter impulsivo de su amigo. Había aprendido también de mi abuelo, su forma de plantear las estrategias para dar un golpe fuerte al enemigo en su punto débil, y, las innumerables aventuras de Alexia Maysonet, Andres Bogliachino y Caleb Montesco, habían sido para mi como cuentos antes de dormir, no recordaba que mi madre me leyera alguna noche los cuentos de Beedle el Bardo, como a la mayoría de los niños de descendencia mágica, no… en lugar de eso, Alexia nos relataba a mi y a mis hermanos sus aventuras. Probablemente siempre había esperado que nosotros fuéramos como ella, que tuviéramos su valor y el de sus amigos para enfrentar los problemas del mundo futuro.

—Me agrada tu entusiasmo—comenté como quien no quiere la cosa—a muchos de aquí les falta eso… no son más que ratas cobardes que se refugian detrás de la monarquía, pues piensan que este régimen será permanente. Por supuesto que no te prometo que puedas patear traseros parlamentarios… por ahora debemos ser prudentes—me atreví a recalcar con énfasis esa parte, yo no era benevolente como Alexia, yo no iba a perdonar estupideces— el tiempo dirá como debemos actuar después.

Estreché nuevamente la mano de Aaron firmando el trato, aunque esa no era la firma oficial, simplemente era la respuesta afirmativa a una invitación meramente cordial; pese a estar casi seguro de que él no era una rata traicionera todos en la Orden debíamos firmar el contrato… por si las dudas, por supuesto eso sería durante la primera reunión.

—La primera reunión será pronto… te haré saber el lugar y la hora; puedes invitar mas personas siempre y cuando estés seguro de que sean de confianza y sean discretos… sino… todos iremos probablemente a Azkaban.