Una Búsqueda [Lukas]

La briza marina golpeaba mi rostro dejándome a entender que no era muy bien venido en este lugar, pero a pesar de eso, me encantaba su exótico aroma.

El porque me encontraba me este lugar era muy sencillo estaba siguiendo los pasos de Lukas Von Weillschmidt, tenía asuntos pendientes con su amada madre y la única manera de llegar a ella era a través de su querido hijo elfo. Hice una mueca de disgusto al recordar quien era su padre y aquel que me había quitado a mi preciosa Alexia.

Seguí caminando como un mortal mas por este encantador lugar, me traía muchos recuerdos de mi pasado, y también me hacia recordar a mis hijos, mis amados hijos, a ellos no podría hacerles daño, ahora no, quería venganza pero para eso tenía que ser muy drástico y atacar uno de los puntos claves de la vida de Alexia, su hijo menor ese que no era mi hijo si no que una cosa lejana a lo normal, un ser sobrenatural como el y su raza no debían existir tan solo porque su padre... hice rechinar mis dientes concentrándome en lo que importaba ahora, no quería dar una mala impresión a uno de los "hermanos" de mis gemelos.

Mis pasos cada vez eran mas lentos, se debía a que mi objetivo ya lo tenía cerca, justo a unos cuantos pasos de mí; recordé que Alexia también tenia la esencia de ser una elfo, ya que o si no hubiera muerto, por una parte estaba agradecido con esos seres, pero por otra me la habían quitado, y tanto que me había esforzado por volver a tenerla, por tener una familia con ella...

Pare mi andar llevando las manos a mis bolsillos una postura relajada algo impropia en mí pero como me hacía recordar, no quería dar una mala impresión... por lo menos este momento.

-pero que me encontré al pequeño elfo de la familia, haz crecido bastante Lukas.

Mi voz sonó severa algo que me agradaba porque detenía mis ganas de matarlo ahí mismo.

Los buenos actos tienen buenas consecuencias, mientras que nuestras malas acciones traen problemas… para los demás. Aunque, lo bueno y lo malo era, según mi criterio algo relativo en la vida, si es que la vida era algo. El punto es que… estaba aquí, dando un paseo diurno, escapándome de la tediosa academia, sus habitantes y cualquier cosa que se relacionara con ella. Necesitaba tener esos momentos de libertad, de chicas, de alcohol, sobre todo alcohol… probablemente iba por el muelle con unas copas de más, mi apariencia no era precisamente la de el clásico Lukas Von Weillschmidt, lo comprobé cuando vi mi reflejo en uno de los cristales en la ventana de uno de los establecimientos que estaban rumbo a la orilla del mar. Había una sonrisa lisonjera sonrisa en m rostro, mi camisa estaba ligeramente abierta, en mi cuello había una marca enrojecida sobre la piel, pero había valido la pena, mi cabello hallábase despeinado y mis pantalones arrugados.

Cuando la brisa penetró a través de mis fosas nasales llenando mis pulmones de aire fresco, mi mente se despejó por completo, podía escuchar con mayor claridad, pensar de verdad y darme cuenta de mi irresponsabilidad… pero la mayor parte del tiempo Lukas era recatado, también los monarcas debían tener oportunidades de divertirse, de ser adolescentes ¿no?

Noté que después de un rato, unos insistentes pasos iban en la misma dirección que yo, detrás de mí pero no me volví, sólo lo hice hasta que pronunció mi nombre una voz madura, una voz que conocía aunque hacía mucho no la había escuchado, sin embargo, había provocado tanto daño a una de las personas que yo quería con verdadera sinceridad que no podía olvidarla a pesar del paso de los años.
Me aclaré silenciosamente la garganta y le miré cual gusano insignificante y asqueroso. Yo lo odiaba…

—Señor, Baroni… —musité a modo de saludo moviendo la cabeza, asintiendo pues el era inferior a mí y no haría una reverencia ante su persona, tal como marcaba el protocolo de sociedad. —Debo preguntar, ¿Por qué me ha estado siguiendo? No se atreva a negarlo, le he escuchado.

Señalé con el dedo índice mis orejas… no por nada era… grandes y puntiagudas.
Bajé la mirada hasta sus ojos, él era mas bajo que yo y me mantuve a raya, tratando de no demostrar mi odio hacia el hombre, controlando mis emociones personales, dividiendo los terribles malos pensamientos que sacaban lo peor de mí.

Una pequeña sonrisa se posó por mis labios al percatarme que el chico no estaba muy bien, y el aroma a alcohol emanaba de sus labios, al parecer había tenido un buen momento, me preguntaba si Alexia sabía de las andanzas de su querido hijo menor.

-tienes razón muchacho, te eh estado siguiendo, te vi pasar y una enorme curiosidad me embargo, aparte, hace mucho que no vengo a estos encantadores lugares...-hice un gesto con mi cabeza y mis ojos rodearon el lugar.-al parecer te has divertido mucho, no tienes una buena pinta.

Reí levemente, esto era irónico pero el elfo me recordaba a mi loca juventud. No obstante sabía que si hacía una mala maniobra el chico de cabellos oscuros podría salir de control y quizás que haría, pero eso no me preocupada en lo absoluto, me divertiría con el. Alcé un poco mi vista y aunque eso me avergonzaba admitía que era bastante alto, una risa interna me recordó a mi hijo, quizás el también se sentía incomodo con su hermanito.

Le dedique una mirada educada y me acerqué al costado de él, me intrigaba saber cosas... muchas.

-ven Lukas caminemos un poco, claro si eso no te molesta.

Lo invité con un movimiento de mi cabeza y aun tenia las manos en los bolsillos.

Entrecerré los ojos. ¿Por qué estaría con alguien que ni siquiera me agradaba? ¿Por qué iba siquiera a tener un poco de amabilidad o consideración con el sujeto que había arruinado la vida de mi madre? Para mi Gabriel Baroni no era más que el imbécil padre de mis bastardos hermanos, claro que no tenía mucho en contra de ellos, sobre todo de Darya a quien de verdad quería, aunque a mi manera.

—Si, tiene razón, señor; me he divertido mucho, pero con todo respeto mis actividades extracurriculares no son asunto suyo—comenté mesuradamente, aunque a la defensiva.

Me despeiné el cabello un poco después de que una ráfaga de viento cálido de la tarde jugara con mis cabellos y los dejara más desordenados. Verdaderamente no quería tener un momento con él, pero la curiosidad acerca de sus intenciones me embargaba y también pensaba que podía sacar algún provecho estando a su lado, había bebido un par de copas de más, pero aún estaba en mis cinco sentidos…

—No, creo que no me molesta, ya que estoy fuera de la academia… que más importa.

Le seguí manteniéndome a su lado, agudizando mis sentidos como una presa rondada por un cazador, porque no necesariamente entre ese juego el depredador terminaba triunfante, pero aún así mi precaución era máxima, había crecido sabiendo que apellidos como Maysonet y Baroni eran peligrosos, por supuesto Alexia siempre exageraba…

— ¿Algo en especial que desee comentarme? —inquirí tratando de llegar al grano del asunto.