Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
Greewitch :: :: Cabaña de Kuang :: Sala de estar.
Página 1 de 1.
Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
Prácticamente podía estar a sus anchas como en casa, ya que la mayoría de los miembros de su tribu se la pasaban haciendo sabrán los dioses qué cosas, ni le interesaba y tampoco le molestaba estar solo; todo lo contrario, le daba tiempo para despejar su mente y qué mejor que hacerlo con sus cascos puestos a todo volúmen con Iron maiden de fondo. Su larga figura se encontraba desparramada en uno de los sillones de la sala con los brazos cruzados tras su nuca.
Si tenía que admitir que estaba aburrido, aquél era el momento perfecto para hacerlo.-Maldita mil veces maldita sea- Refunfuño para sí mientras se mantenía en la misma pocisión -A este paso terminaré siendo un vegetal- Guardó silencio por unos instantes analizando sus palabras, para confundirse así mismo; era urgente la intervención de algún distractor, si no quería quedar demente, si acaso ya no lo estaba.
Si tenía que admitir que estaba aburrido, aquél era el momento perfecto para hacerlo.-Maldita mil veces maldita sea- Refunfuño para sí mientras se mantenía en la misma pocisión -A este paso terminaré siendo un vegetal- Guardó silencio por unos instantes analizando sus palabras, para confundirse así mismo; era urgente la intervención de algún distractor, si no quería quedar demente, si acaso ya no lo estaba.
Invitado- Invitado
Re: Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
Apareció irrumpiendo en la sala, el estampido que su llegada provocó se perdió en los sonidos acústicos del solo de guitarra que retumbaba por toda la sala, quien sea que estuviera allí tenía buenos gustos, tenía admitir, aunque a primera vista pensó que el lugar estaba vacío y para él hubiera sido más conveniente si otro Kuang no lo viera por allí, quizás era el último lugar donde Lukas debía estas… naaaaaa, el iba y venía a sus anchas por toda la academia, siempre lo hacía. Además se trataba de una buena causa ¿no? Por supuesto, apremió sin vergüenza, si no encontraba a Artemis algún alumno inocente sufriría de su aburrimiento, ó mejor, lo sufriría su insolente esclava.
Apenas había dado vuelta a la esquina de un muro y lo encontró perezoso tirado sobre el sofá, vaya, eso fue más rápido de lo que pensó Lukas y casi logró sonreír, habían pasado semanas desde la última vez que habían tenido contacto.
—Me sorprende que no estés desenterrando huesos por ahí—le dijo en tono burlón—o buscando una vara.
De verdad estaba sorprendido, Artemis no era la clase de chico que podía quedarse quieto por mucho tiempo.
Apenas había dado vuelta a la esquina de un muro y lo encontró perezoso tirado sobre el sofá, vaya, eso fue más rápido de lo que pensó Lukas y casi logró sonreír, habían pasado semanas desde la última vez que habían tenido contacto.
—Me sorprende que no estés desenterrando huesos por ahí—le dijo en tono burlón—o buscando una vara.
De verdad estaba sorprendido, Artemis no era la clase de chico que podía quedarse quieto por mucho tiempo.
Lukas Von Weillschmidt- Status de sangre. : Sangre Pura.
Mensajes : 260
Reputación : 1
Fecha de inscripción : 25/06/2011
Re: Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
De afuera era prácticamente nada lo que podía escuchar, ya que tanto era su afán por captar cada sonido, desde el grave hasta el más agudo en sus canciones preferidas, que parecía que sus cascos fuera a explotar en otro de los solos de guitarra o batería. No era que algo que no hubiera pasado antes, pero tampoco resultaba algo que un movimiento de su varita no pudiera solucionar. Sacudió la cabeza dejando de hablar consigo mismo, para volver a platicar con su cerebro; si algo tenía el chico es que le parecía más divertido escuchar como su yo y el otro yo peleaban en su mente mientras él les prestaba tanta atención como a los refinados sarcasmos de su hermana.
No tenía la menor jodida idea de cómo se podía quedar quieto ahí, tirado como vago en la sala por más de dos horas, siendo que usualmente hubiera salido corriendo hacia donde fuera para hacer lo que le viniera en gana, era hiperactivo y en exceso, casi parecía que un milagro de los dioses estuviese funcionando sobre él, eso o que finalmente madu… Rió a carcajadas ante la idea de mencionar madurez. Era una palabra que conocía, pero que Artemis le tomaba un significado bastante distinto; no el de volverse serio y aburrido al estilo de “Ohh, tengo responsabilidades y me debo quedar sentado haciendo papeleo” Naaah, el chico lo tomaba como diversión sin limites, pero con consecuencias iguales, lo que se cosecha se siembra y él lo tenía en cuenta.
En uno de los espacios silenciosos entre canción y canción escuchó unos pasos, a los cuales le tomó la misma importancia que a un mosquito, pero aquella voz socarrona le robó una sonrisa animada – Hermano ¡carajo! Vaya que te diste el estirón ¿Estuviste usando máquinas de tortura para crecer de golpe? –Dijo con la misma burla que manejaban entre sí, riéndose – Naah, mi vara la tengo bien, gracias por preguntar –Comentó mientras le daba una palmada amistosa en el hombro. Lo único que podía sorprenderle era -¿Qué demonios haces en la cabaña de los Kuang? –Arqueó una ceja entre confusión y diversión, de verdad que si él no tenía limites para las cosas, Lukas no lo decepcionaba en lo mínimo, por algo era su mejor amigo.
No tenía la menor jodida idea de cómo se podía quedar quieto ahí, tirado como vago en la sala por más de dos horas, siendo que usualmente hubiera salido corriendo hacia donde fuera para hacer lo que le viniera en gana, era hiperactivo y en exceso, casi parecía que un milagro de los dioses estuviese funcionando sobre él, eso o que finalmente madu… Rió a carcajadas ante la idea de mencionar madurez. Era una palabra que conocía, pero que Artemis le tomaba un significado bastante distinto; no el de volverse serio y aburrido al estilo de “Ohh, tengo responsabilidades y me debo quedar sentado haciendo papeleo” Naaah, el chico lo tomaba como diversión sin limites, pero con consecuencias iguales, lo que se cosecha se siembra y él lo tenía en cuenta.
En uno de los espacios silenciosos entre canción y canción escuchó unos pasos, a los cuales le tomó la misma importancia que a un mosquito, pero aquella voz socarrona le robó una sonrisa animada – Hermano ¡carajo! Vaya que te diste el estirón ¿Estuviste usando máquinas de tortura para crecer de golpe? –Dijo con la misma burla que manejaban entre sí, riéndose – Naah, mi vara la tengo bien, gracias por preguntar –Comentó mientras le daba una palmada amistosa en el hombro. Lo único que podía sorprenderle era -¿Qué demonios haces en la cabaña de los Kuang? –Arqueó una ceja entre confusión y diversión, de verdad que si él no tenía limites para las cosas, Lukas no lo decepcionaba en lo mínimo, por algo era su mejor amigo.
Invitado- Invitado
Re: Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
Rió ligeramente ya acostumbrado a que lo primero que la gente notara al verlo era su estatura, muchos centímetros de más para tratarse solo de un chico de dieciséis años decían a veces aquellos curiosos, pero a la larga se había terminado acostumbrando que apenas reparaba en el asunto y llegaba a resultarle incluso gracioso.
— ¡Claro! —exclamó dándole un aire de veracidad como si lo hubieran pillado—Ya sabes que disfruto del masoquismo, además con el padre y abuelo que tengo es sencillo conseguir instrumentos de tortura.
Amplió su sonrisa de modo que su dentadura fue visible a través de sus labios. Lukas le devolvió el golpe amistoso a Artemis en el hombro y se tiró sobre el sofá de enfrente con tanta confianza como si estuviera en su casa, o en su cabaña. Sacó la varita y con un movimiento en el aire hizo que el volumen de la música bajara un tanto, le agradaban los gustos musicales de su mejor amigo pero para su oído agudo era una increíble tortura que le rompía los tímpanos en cada golpe del bombo y las baquetas contra los platillos. Una vez cómodo se colocó los brazos detrás de la nuca y miró el techo con aire taciturno sin ver nada en especial, quizás solo los puntos diminutos que no formaban ninguna figura singular pero que allí estaban permanentemente con el efecto de la pintura que probablemente llevaría generaciones en el mismo lugar. Lo imaginó un instante antes de volver a la realidad de la salita azul junto a su amigo antes de ganarse un golpe de parte de él por llegar de la nada, sin previo aviso, y simplemente recostarse en silencio. Era más que obvio que no andaba buscando un lugar distinto donde descansar, ni inspeccionando las cabañas de las otras tribus.
—Yo me meto donde me plazca—respondió a la pregunta de Artemis con aire arrogante—anoche unos guardias casi me atrapan por merodear en el bosque a deshoras, nos batimos a duelo, luego borré sus memorias y rompí sus varitas, me hubiera encantado asesinarlos a los muy malditos… pero no todo puede ser perfecto.
Giró la cabeza para ver a Artemis con aire de hastío y desesperación.
—Vine porque me aburro, ¡parece que no hay cosa más importante para los Sturu que estudiar! Y ya no aguanto a mi escla…
Se calló de golpe, había olvidado que ni siquiera Artemis sabía el pequeño detalle de que se había comprado una hermosa esclava a la que torturaba y maltrataba en cada pequeña oportunidad, y, aunque era su mejor amigo, dudaba si quería contarle, él era hijo de Caleb, no estaba seguro de cual sería su reacción al respecto. Entonces, trató de cambiar el tema inmediatamente esperando que la música lo hubiera distraído por un instante como para no reparar en su estúpido desliz.
— Bien, ¿Qué hacemos?
— ¡Claro! —exclamó dándole un aire de veracidad como si lo hubieran pillado—Ya sabes que disfruto del masoquismo, además con el padre y abuelo que tengo es sencillo conseguir instrumentos de tortura.
Amplió su sonrisa de modo que su dentadura fue visible a través de sus labios. Lukas le devolvió el golpe amistoso a Artemis en el hombro y se tiró sobre el sofá de enfrente con tanta confianza como si estuviera en su casa, o en su cabaña. Sacó la varita y con un movimiento en el aire hizo que el volumen de la música bajara un tanto, le agradaban los gustos musicales de su mejor amigo pero para su oído agudo era una increíble tortura que le rompía los tímpanos en cada golpe del bombo y las baquetas contra los platillos. Una vez cómodo se colocó los brazos detrás de la nuca y miró el techo con aire taciturno sin ver nada en especial, quizás solo los puntos diminutos que no formaban ninguna figura singular pero que allí estaban permanentemente con el efecto de la pintura que probablemente llevaría generaciones en el mismo lugar. Lo imaginó un instante antes de volver a la realidad de la salita azul junto a su amigo antes de ganarse un golpe de parte de él por llegar de la nada, sin previo aviso, y simplemente recostarse en silencio. Era más que obvio que no andaba buscando un lugar distinto donde descansar, ni inspeccionando las cabañas de las otras tribus.
—Yo me meto donde me plazca—respondió a la pregunta de Artemis con aire arrogante—anoche unos guardias casi me atrapan por merodear en el bosque a deshoras, nos batimos a duelo, luego borré sus memorias y rompí sus varitas, me hubiera encantado asesinarlos a los muy malditos… pero no todo puede ser perfecto.
Giró la cabeza para ver a Artemis con aire de hastío y desesperación.
—Vine porque me aburro, ¡parece que no hay cosa más importante para los Sturu que estudiar! Y ya no aguanto a mi escla…
Se calló de golpe, había olvidado que ni siquiera Artemis sabía el pequeño detalle de que se había comprado una hermosa esclava a la que torturaba y maltrataba en cada pequeña oportunidad, y, aunque era su mejor amigo, dudaba si quería contarle, él era hijo de Caleb, no estaba seguro de cual sería su reacción al respecto. Entonces, trató de cambiar el tema inmediatamente esperando que la música lo hubiera distraído por un instante como para no reparar en su estúpido desliz.
— Bien, ¿Qué hacemos?
Lukas Von Weillschmidt- Status de sangre. : Sangre Pura.
Mensajes : 260
Reputación : 1
Fecha de inscripción : 25/06/2011
Re: Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
Algún día descubriré qué c*ños hiciste para crecer tanto en tan poco tiempo, Luke, recuerda mis palabras – Alegó mientras del bolsillo de su pantalón sacaba una bolsa de apariencia brillante, escarbando en su interior hasta sacar una rana de chocolate la cual engulló antes siquiera darle la oportunidad de escaparse; si por algo le conocían todos en Greenwitch era por tener un diente bastante dulce, y no hablando literalmente, sino que a pesar de que se conservase en una condición física extremadamente ejemplar, siempre se le veía con algún bocadillo escondido entre sus ropas –Aunque eso incluya que tenga que dejarte jugar a Frankenstein con toda la galería de la santa inquisición que tienes en el sótano.
Rió a carcajadas al sentir el golpe en el hombro, aumentando al sentir el primer y último brinco del caramelo pseudovivo que se deslizaba por su esófago, tirándose en el suelo justo donde había dejado abandonado los cascos gigantes adjuntos a la miniatura negra que servía como su reproductor; de 80 gb de capacidad, tenía más del 75% lleno de sus bandas preferidas, una que otra que compartía con Lukas, otras no tanto, total, ambos eran tan ambiguos que le resultaba gracioso que llevasen una amistad tan apegada. Sin necesidad de ver el control de volumen, notó el cambio drástico del mismo por obra del elfo, negando con la cabeza aún divertido por tenerle ahí, no dejándolo morir en estado vegetativo o lo que fuera que se le acercara en ese momento; aburrido era la única definición, y la más acertada si alguien osaba en preguntarle. Curioso notó la mirada de su compañero, arqueando una ceja al ver qué le tenía tan fijo el pensamiento en el techo– Sabes, esos puntos no han cambiado mucho desde hace ocho años, no creo que lo hagan ahora, aunque… –Entrecerrando los ojos amenazó con lanzar un conjuro contra el tejado, deteniéndose ante el repaso de la misma idea – Naah, el día está jodidamente soleado como para que se me antoje abrir un tragaluz el día de hoy –Pasando aburridamente el pequeño cilindro de sauce en extremo flexible desvió la mirada como niño a quien le pasan un juguete nuevo por enfrente– ¿Acaso el más joven de la dinastía Von Weillschmidt tiene en su posesión una esclava y no me había dicho nada? Con eso no se juega carajo, me has herido –Dramatizó mientras con un firme y bien dicho Levicorpus quitaba de golpe el almohadón que sostenía la cabeza de Lukas.
Aunque eso no es lo que me indigna, sino que no me la hayas presentado –Le miró con cierta malicia que entre ambos conocían, ya que si a algo le gustaba al joven lupino era jugar con aquello que le decían que estaba prohibido y que él a la primera de cambios se encargaba de cambiarle el status a “Aprobado por Z”, como ya se podía leer en las piedras de todas las zonas prohibidas de la isla bajo luz desconocida – Pero te perdonaré si salimos de aquí ya, si tu no quieres estudiar yo menos.
Rió a carcajadas al sentir el golpe en el hombro, aumentando al sentir el primer y último brinco del caramelo pseudovivo que se deslizaba por su esófago, tirándose en el suelo justo donde había dejado abandonado los cascos gigantes adjuntos a la miniatura negra que servía como su reproductor; de 80 gb de capacidad, tenía más del 75% lleno de sus bandas preferidas, una que otra que compartía con Lukas, otras no tanto, total, ambos eran tan ambiguos que le resultaba gracioso que llevasen una amistad tan apegada. Sin necesidad de ver el control de volumen, notó el cambio drástico del mismo por obra del elfo, negando con la cabeza aún divertido por tenerle ahí, no dejándolo morir en estado vegetativo o lo que fuera que se le acercara en ese momento; aburrido era la única definición, y la más acertada si alguien osaba en preguntarle. Curioso notó la mirada de su compañero, arqueando una ceja al ver qué le tenía tan fijo el pensamiento en el techo– Sabes, esos puntos no han cambiado mucho desde hace ocho años, no creo que lo hagan ahora, aunque… –Entrecerrando los ojos amenazó con lanzar un conjuro contra el tejado, deteniéndose ante el repaso de la misma idea – Naah, el día está jodidamente soleado como para que se me antoje abrir un tragaluz el día de hoy –Pasando aburridamente el pequeño cilindro de sauce en extremo flexible desvió la mirada como niño a quien le pasan un juguete nuevo por enfrente– ¿Acaso el más joven de la dinastía Von Weillschmidt tiene en su posesión una esclava y no me había dicho nada? Con eso no se juega carajo, me has herido –Dramatizó mientras con un firme y bien dicho Levicorpus quitaba de golpe el almohadón que sostenía la cabeza de Lukas.
Aunque eso no es lo que me indigna, sino que no me la hayas presentado –Le miró con cierta malicia que entre ambos conocían, ya que si a algo le gustaba al joven lupino era jugar con aquello que le decían que estaba prohibido y que él a la primera de cambios se encargaba de cambiarle el status a “Aprobado por Z”, como ya se podía leer en las piedras de todas las zonas prohibidas de la isla bajo luz desconocida – Pero te perdonaré si salimos de aquí ya, si tu no quieres estudiar yo menos.
Invitado- Invitado
Re: Sala fantasma... Naah, vacía nada más [Libre]
En fin, había metido la pata y pocas cosas se le escapaban al mas loco de los Montesco, menos si se trataba de algo que los demás tenían tachado de “no debes hacerlo” entre ellos eso solo significaba una cosa: tenían que probar el nivel de diversión que se estaban perdiendo, porque claro, a los adultos siempre se les ocurría prohibir lo que era excesivamente divertido. Hasta ahora, a pesar de bastantes enojos que Sea le había hecho pasar se divertía en demasía molestando a la inmunda muggle. No se podía quejar tanto.
—Sabes que soy bastante egoísta cuando mis pertenencias tienen un trasero firme, unos pechos hermosos y una figura de sirena—exclamó en son de burla, por supuesto que jamás se atrevería a meterse con Sea, el simple pensamiento de estar con una muggle le daba asco. —Toda tuya cuando quieras, la verdad tiene peor humor que tu en luna llena, o que la profesora de pociones cuando…
No alcanzó a terminar la frase… la cabeza de Lukas cayó de golpe seco en los cojines mas duros del sillón cuando su amigo osó quitarle el cojín en el cual descansaba plácidamente, pensó que si se hubiera tratado de otro insulso ser humano justamente en ese momento estaría chillando de dolor víctima de una maldición cruciatus, pero que podía decir, se trataba de Artemis con quien constantemente se gastaban bromas insanas, ya se vengaría después de otra manera… aunque… sacó con rapidez su varita y usó el mismo hechizo que Artemis, pero para ponerlo colgando boca abajo como si su pie estuviera atado a una cuerda invisible en el techo.
El muchacho se puso de pie y lo miró esbozando una sonrisa torcida llena de suficiencia. Recordó entonces un encargo de la madre elfa, metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un par de botellas con un contenido azul brillante, el líquido de la poción tenía un aspecto alucinante a la vista, pero Lukas no quería comprobar su sabor después de haber presenciado como había sido preparada.
—Alexia te envía esa cosa a petición de tu padre—le dijo a su amigo mostrándole lo que acaba de sacar—Es esa cosa para lobos… me ha dicho que si no piensas usarla que no la viertas sobre el inodoro, que se la envíes a tu padre porque conseguir los ingredientes para prepararla le cuesta mucho.
Las dejó sobre la mesilla de centro y le lanzó una mirada de advertencia al joven que aún colgaba del techo, todavía recordaba lo frenética que se había puesto Alexia cuando Lukas le había contado que Artemis había roto “por accidente” una de esas botellas en el pasado, no quería él volver a estar allí.
Abandonó ese tono serio y volvió a sonreír.
— ¿Piensas quedarte ahí toda la tarde? —inquirió arqueando una ceja—Tenemos que salir de aquí cuanto antes, no soporto estar mas tiempo encerrado… hay algo que debo proponerte y este lugar no es seguro.
Avanzó hacia la puerta de la cabaña de los delfines, esperando que Artemis lo alcanzara.
—Sabes que soy bastante egoísta cuando mis pertenencias tienen un trasero firme, unos pechos hermosos y una figura de sirena—exclamó en son de burla, por supuesto que jamás se atrevería a meterse con Sea, el simple pensamiento de estar con una muggle le daba asco. —Toda tuya cuando quieras, la verdad tiene peor humor que tu en luna llena, o que la profesora de pociones cuando…
No alcanzó a terminar la frase… la cabeza de Lukas cayó de golpe seco en los cojines mas duros del sillón cuando su amigo osó quitarle el cojín en el cual descansaba plácidamente, pensó que si se hubiera tratado de otro insulso ser humano justamente en ese momento estaría chillando de dolor víctima de una maldición cruciatus, pero que podía decir, se trataba de Artemis con quien constantemente se gastaban bromas insanas, ya se vengaría después de otra manera… aunque… sacó con rapidez su varita y usó el mismo hechizo que Artemis, pero para ponerlo colgando boca abajo como si su pie estuviera atado a una cuerda invisible en el techo.
El muchacho se puso de pie y lo miró esbozando una sonrisa torcida llena de suficiencia. Recordó entonces un encargo de la madre elfa, metió su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un par de botellas con un contenido azul brillante, el líquido de la poción tenía un aspecto alucinante a la vista, pero Lukas no quería comprobar su sabor después de haber presenciado como había sido preparada.
—Alexia te envía esa cosa a petición de tu padre—le dijo a su amigo mostrándole lo que acaba de sacar—Es esa cosa para lobos… me ha dicho que si no piensas usarla que no la viertas sobre el inodoro, que se la envíes a tu padre porque conseguir los ingredientes para prepararla le cuesta mucho.
Las dejó sobre la mesilla de centro y le lanzó una mirada de advertencia al joven que aún colgaba del techo, todavía recordaba lo frenética que se había puesto Alexia cuando Lukas le había contado que Artemis había roto “por accidente” una de esas botellas en el pasado, no quería él volver a estar allí.
Abandonó ese tono serio y volvió a sonreír.
— ¿Piensas quedarte ahí toda la tarde? —inquirió arqueando una ceja—Tenemos que salir de aquí cuanto antes, no soporto estar mas tiempo encerrado… hay algo que debo proponerte y este lugar no es seguro.
Avanzó hacia la puerta de la cabaña de los delfines, esperando que Artemis lo alcanzara.
Lukas Von Weillschmidt- Status de sangre. : Sangre Pura.
Mensajes : 260
Reputación : 1
Fecha de inscripción : 25/06/2011
Temas similares
» Golpes al corazon (libre)
» Un poco de relajación *LIbre*
» Tratando de concentrarme *Libre*
» Recuerdos entre tumbonas [Libre]
» Todo esta bien o no? (LIBRE)
» Un poco de relajación *LIbre*
» Tratando de concentrarme *Libre*
» Recuerdos entre tumbonas [Libre]
» Todo esta bien o no? (LIBRE)
Greewitch :: :: Cabaña de Kuang :: Sala de estar.
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Jue Mar 07, 2013 2:25 pm por Melody Deniro
» Always-Hogwarts | Elite | recontruccion se necesitan muchos pj
Lun Ago 06, 2012 8:51 am por Invitado
» Primera Clase: Magia Antigua
Dom Jul 29, 2012 9:46 pm por Victor
» anden 9 3/4 {Elite!}
Vie Jul 20, 2012 6:56 am por Invitado
» ABC-Dario
Lun Abr 30, 2012 6:32 am por Jack Sparrow
» Hug, Fuck, Date, Kiss, Pass or Kick
Sáb Abr 28, 2012 5:33 am por Jack Sparrow
» A la cárcel...
Sáb Abr 28, 2012 5:33 am por Jack Sparrow
» Secrets Of Hogwarts 2.0 (Cambio de Boton y Link)
Miér Abr 25, 2012 6:32 pm por Invitado
» Relax (Aaron)
Vie Mar 02, 2012 12:44 am por Aaron Bogliachino
» Bastón adelante y pasos controlados
Vie Mar 02, 2012 12:22 am por Aaron Bogliachino