Whisper, Whisper in the darkness [ Alexia Von Weillschmidt]

La noche se cernía sobre el colegio y el silencio se adueñaba de los pasillos. Las luces intentaban iluminar una oscuridad densa y profunda a causa de la ausencia de la luna llena y su brillo amoroso. El pasillo estaba desierto de alma alguna, incluso los gigantescos cuadros solo mostraban sus paisajes ya que las personas retratadas parecían haber ido en búsqueda de un mejor sitio para poder descansar de su ardua tarea.Todo parecía tener un aire solemne pero a su vez cargado de tensión como si fuese un camino a una segura tumba...después de todo se trataba de uno de los pasillos del sótano uno de los lugares más temidos pro los alumnos ya que en ese lugar se hallaba el salón de castigos. Aquel lugar era el único que podía vanagloriarse de la ausencia del ruido del mar, por ello no estaba la tranquilidad que se sentía en la isla.

El silencio se veía interrumpido por los golpes de unos tacones contra el suelo, que llamaban la atención hacia la parte norte de los pasillos donde se podía ver una luz sobrenatural iluminando el sector, la intensidad era lo bastante grande como para delatar la silueta de un alguien...un alguien que por la intencional de los golpes de sus zapatos se trataba de una fémina. Avanzaba en silencio, con naturalidad y gracia que hacia parecer que flotaba sobre nueves y no caminaba por aquellos pasillos de aspecto tenebroso. Pese a dicho ambiente la brillante figura obligaba a ser el centro de atención...quizás lo que uno se esperaría en dicha situación seria encontrarse con algún adulto o un fantasma, no con una muchacha vestida de botas negras hasta medio muslo shorts cortos de jeans y un ligero corsé con tachas metálicas...pero el centro de atención era el rostro de la muchacha y no solo por el hecho de que su cabello pareciera moverse sin viento alguno en una especie de danza propia sino que el rostro se vía con un poco menos brillante que el resto de su cuerpo, al parecer por el maquillaje que podía verse en el escondiendo algo que al parecer no deseaba que se diera a conocer tras una gran capa de delineador negro y base que quitaba color alguno a su rostro.

Sus ojos parecían fijos en dirección a una pared, lo cual sería extraño pero dado e lugar en el que se hallaba, parecía que todo podía pasar. Camino hasta quedar frente a la pared cercana y posó su diestra en la estructura acariciando aquello con suavidad, mientras quedaba inmóvil al escuchar un sonido casi imperceptible proveniente de el único salón que albergaba ese sótano. Mantuvo la mirada fija en la puerta, mientras el brillo que emanaba su piel comenzaba a disminuir su intensidad, dejando de iluminar el lugar donde se hallaba ella dejando que la oscuridad se adueñara nuevamente del pasillo. No actuó de inmediato, solo espero a que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad reinante y comenzó a avanzar en dirección del salón de castigo con mucho sigilo para curiosear lo que sucedía en aquel lugar.

¿Quién estará aquí tan tarde?- pensó mientras con cuidado apoyaba su oído contra la puerta de madera esperando escuchar algo que le diera una mayor pista de lo que podria suceder ahora.

Apenas había anochecido y la luna hallábase encima del edificio ancestral llamado Greenwitch, se mostraba apacible y cauteloso bajo el manto oscuro apenas surcado de puntillos luminosos, algunos nubarrones púrpuras nublaban la visibilidad del astro plateado y una neblina espesa flotaba sobre el mar adentrándose en la isla de la Academia a través de la maleza, era un escenario tétrico para alguien que no estaba acostumbrado, pero para las personas y criaturas de estos tiempos resultaba ya muy común; por supuesto, estaban conscientes de que no era conveniente salir después del toque de queda si no querían tener una muerte devastadora, aunque, por otro lado también estaban los guardias imperiales que vigilaban atentos que ningún merodeador rompiera las reglas de la monarquía.

Dentro de la Gran Cabaña, una figura encapuchada se deslizó con sutileza por el suelo brillante de mármol, apresuró el paso pero sus pisadas fueron un susurro en el aire, apenas audible para un humano y otra criatura cuyo oído no era tan agudo. Echó un vistazo por la ventana de cristal biselado cuando escuchó el aullido de un lobo, pudo asegurarse a sí misma que a lo lejos algo irrumpía la pasibilidad de la vegetación, suspiró resignada y cruzó la línea de luz que dividía el pasillo en dos, llegó hasta la única puerta en el fondo y la abrió para descender los peldaños de roca directamente hasta el sótano. Allí era mucho más oscuro, pero no necesitaba de la ayuda de su varita para poder ver, sus ojos se acostumbraron rápido a la falta de iluminación y su visión se adaptó casi de inmediato. La persona se quitó la capucha azul claro y un rostro hermoso de facciones afiladas se descubrió, era una mujer… una chica joven de piel tersa y ojos brillantes tan azules como su capa, se acomodó un mechón de cabello castaño detrás de una peculiar oreja que terminaba en punta… era un elfo.

Siguió deprisa entre los laberínticos pasillos de las mazmorras, atenta a cualquier sonido que se produjera, repentinamente molesta de lo escurridizo que podría volverse Lukas cuando se le daba demasiada libertad pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse orgullosa de él pues se parecía más a ella de lo que hubiera imaginado, aunque fuera en esos aspectos que a ella siempre le traían un sinfín de caóticos problemas.

Entonces, el eco de unas pisadas le sacaron de su ensimismamiento, prestó atención unos segundos antes de decepcionarse al notar que eran un par de tacones rompiendo el silencio sepulcral del lúgubre sótano y se preguntó ¿Quién más tenía el valor de merodear a deshoras en aquel sombrío lugar? No obstante, decidió seguir el rumbo del cual provenían los pasos, quizás aquella persona había visto a Lukas. Dio un par de vueltas más y cuando dobló en la esquina de uno de los pasillos se encontró con la espalda de una chica rubia cuyos cabellos ondulados caían en cascada por su espalda. Se acercó en silencio, esperando no interrumpir nada importante, pero estaba sola allí, husmeando donde quizás nadie la había llamado, era una niña a pesar de su vestimenta exuberante y sus marcados atributos, sólo era una niña, una estudiante en el lugar equivocado.

—Disculpa—dijo suavemente detrás de la rubia—creo que no deberías estar aquí…

Sonrió con amabilidad y se cruzó de brazos esperando que la chica se diera la vuelta.

Trataba de escuchar atentamente lo que sucedía en aquella habitación, no era propio de ella tener que dejarse guiar por la curiosidad y el secreto. Odiaba no saber las cosas de los demás, ella trataba de mostrarse tal cual era y si preguntaban respondía con la verdad...pero entendía bastante bien que a veces contar las cosas requería de tiempo pero siempre era necesaria una promesa de que llegaría pronto. Era demasiado paciente porque ella también esperaba que lo tuvieran con ella cuando debía contar algunas cosas... pero ahora ella estaba allí, sumida en el silencio intentando escuchar algo de aquella conversación. Mordió su labio inferior mientras se apegaba más a la puerta, quizás era algo que debía saber ella puesto que su cabello parecía moverse de forma más ajetreada de lo normal pues estaba recibiendo señales de todo lo que sucedía a su alrededor de forma que sentía que si seguía moviendose acabaría sin cabello.

El hecho de que su cabello se moviera en diferentes formas, como si el vieto estuviera jugando con el ya no la incomodaba y lo tomaba como algo natural ya que este era una extensión de sus sentidos y por ende una forma de estar alerta ante lo que pudiera suceder... eran sus pequeñas antenitas.

Acaricio la puerta mientras intentaba distinguir voces de quienes pudieran estar hablando dentro la habitación escuchaba la voz de dos mujeres cuando sintió una voz a sus espaldas que susurró algo que le llamo la atención.

Sonrió de forma divertida y ladeo la cabeza para observar a la dueña de la voz, la miró de reojo.

"Como si me importará donde tendria que estar ahora. "- pensó para si misma antes de volver a apoyar su mejilla contra la puerta para seguir escuchando la conversación que se desarrollaban en aquel momento. Levanto su siniestra e hizo un gesto a la joven con esta para que se alejara, ella no pensaba irse sin saber que pasaba allí.

Empezo a escuchar palabras que provocaron que sus ojos se entrecerraran y su ceño se frunciera.
"A veces podemos ser unas arpías, pobre de su victima"- medito en silencio si seguir escuchando o no...después de todo no era su problema, tomada aquella decisión se comenzó a alejar de la puerta cuando una nueva voz se unió a la conversación, al parecer una masculina y de bastante edad, ya que su tono de voz era bastante grueso y cansado.
"¿Un profesor?...No lo creo después de todo ¿Qué podía un profesor andar metido en un lio de dos alumnas contra un estudiante?"- pensó mientras el dedo indice de su siniestra acariciaba sus labios de forma pensativa, pero apenas termino de hablar escucho un shh...seguido por unos pasos violentos en dirección a la puerta, lo cual no era una buena señal en especial para alguien que moraba en aquel lugar.

Sin darle tiempo de reacción a la muchacha la tomo de la mano para ir en búsqueda de un rápido escondite, miró a su alrededor rápidamente en busca de donde poder esconderse.

 
No supo que había sucedido realmente o como habían llegado allí, solo agradecía poder haber desaparecido del lugar, después de todo aquella gente no trama a nada bueno y eso no le agradaba...pero como se había dicho no era su problema. 

Cuando la muchacha soltó su mano y soltó el discurso, no lo entendió, después de todo ella hablaba de una forma diferente no era el francés al que estaba ella acostumbrada. Mantuvo la mirada en la muchacha unos instantes notando su enfado aun sin entender el porque de este.

Espero a que terminara de hablar y con su gracia natural saco de su bota su dorada y larga varita, hizo un gesto con la mano libre le hizo un gesto para que no se asustara apunto con su varita su propio cuello y susurro. 

- Revellion- y luego apunto la varita contra su oído repitiendo la misma palabra a pesar de que ese hechizo lo utilizaban para revelar objetos su profesor de Artimacia en Beauxbaton le había enseñado que también podía servir de traductor...aunque eso había requerido de demasiada practica y veces en las que había estado hablando coreano y escuchando como las plantas se quejaban hasta de que el agua era demasiado pesada.

- Bien, ahora podrías repetir todo?- pregunto con aquel acento francés que había adquirido con el paso de los años, guardo nuevamente su varita en su bota derecha. Espero con paciencia mientras se cruzaba de brazos esperando una respuesta, aunque si la muchacha esperaba que ella la tratara con respeto y educación podía estar esperando sentada. El ambiente en el que se vivía en el mundo no daba para la falsa educación y ella era de las personas que si querían buenos tratos tenían que ganarselos. 

Sintió un suave golpe en su mejilla y noto que se trataba de su cabello que hacia un gesto para que se calmara. Asintió con disimulo sin apartar la mirada de la joven frente a si que hacia unos minutos parecía insultar con mirada furiosa.