De nuevo en las andanzas ( Helena Díaz de Guzmán)

Recién tocábamos nuevamente puerto, no había mejor lugar para una fiesta después de repartirnos un jugoso botín que Death Island, este viaje me había traído además de curiosas nuevas adquisiciones, oro y más de esa linda reputación, un lindo viaje con el auror chino, una aventura inesperada me atrevía a decir, sin embargo no iba a tenerlo a bordo para siempre, tampoco me iba a arriesgar que armara semejante alboroto en la cubierta de mi nave, por lo que lo habíamos dejado en una isla desierta, abandonado a su suerte en compañía de una de mis pistolas favoritas con un solo tiro… un castigo justo que usábamos contra aquellos piratas que habían osado ofender a la capitana, en cierto modo Shikai me había ofendido de una manera que en este momento simplemente de recordarlo se me revolvía el estómago de ira.

Salí de la taberna con una botella de Ron en mi mano y caminé rumbo al muelle aún sumida en pensamientos que tenían como razón cierto objeto chino de mi preferencia. De un momento a otro el oscuro y lúgubre muelle se iluminó de una intensa luz roja y naranja que ascendía sobre el agua de la única forma en como una nave ardiendo en llamas podía. Caminé hacia aquel lugar puesto que aquel incendio había sido provocado por una persona, ninguna nave se consumía sólo porque si.

A las sombras, iluminadas por las llamas rojizas se distinguió la silueta de un hombre… fantástico, pensé esbozando una sonrisa socarrona, aquello era mejor que quedarse en la taberna bebiendo, bailando y buscando suerte en los diferentes ámbitos del arte.

—Hermoso espectáculo—dije aplaudiendo. Alcé la voz sobre el ruido que las llamas hacían crepitando sobre el agua, consumiendo feroces la madera añeja del bote que afortunadamente no era mi preciosa Esmeralda, de lo contrario el encuentro hubiese sido completamente diferente—bastante… creativo.

Bebí el último trago de mi botella de Ron y lancé el recipiente a la hoguera.

—Helena Díaz de Guzmán—me presenté quitándome el sombrero y haciendo una reverencia parsimoniosa al estilo antiguo, un gesto que era más como una burla a la monarquía y su parlamento. Era obvio que ese sujeto no era un pirata.

No pude evitar reir por lo bajo. Asi como los mosquitos guiados por la luz, esta visita habia llegado bastante rápido.
-Helena Diaz de Guzmán eh? -inquirí - Yo soy Yahet Donovan
Imite su reverencia
-Disculpa que no me quite el sombrero, pero como verás no tengo uno. Además no se si un miembro del parlamento como yo se le permita quitarse el sombrero ante una pirata como tu.- le sonreí en una forma bastante inusual.
Por un lado me gustaria conocer a esta intersante visita, estaba tomada pero eso solo la hacia mas interesante al menos desde cierto punto de vista, podia divertirse con ella. O tal vez pudiera divertirse con ella de una forma más sangrienta y dolorosa. Ah decisiones decisiones, seducirla o usarla para saciar mi sed de sangre. Aunque no habia considerado que tal vez tuviera que tratar de volverla mi aliada, pero era una pirata o al menos parecia uno y si asi era no le debia lealtad a nadie. Bueno dejaria que la forma en como contestara y actuara de ahora en adelante decidiera que haría con ella.
-Bueno ya sabes quien soy, asi que tienes algo que confesar puede que sea el momento para hacerlo y si lo haces me asegurare que tu sentencia sea reducida o tal vez sepas negociar conmigo - sugerí con un aire de superioridad y una nota retorcida en la voz

Solté una leve carcajada mas sin embargo lo suficientemente sonora para expresar mi diversión ante esta curiosa situación… ¿Por qué me divertía? No lo se… era divertido y ya. Estos parlamentarios eran al perecer todos iguales, si… todos decían lo mismo, acusaban de lo mismo, se hacían los amables cuando en realidad siempre escondían otras intenciones y yo sabía cuales eran por lo que no me sorprendí nada y seguí actuando con naturalidad como si estuviera observando la luna junto a un viejo y apreciado amigo al frente de una hermosa y cálida fogata.

—Me declaro culpable de todo lo que se e acusa—dije sin vergüenza… era cierto, yo era culpable, de la mayoría de las cosas claro, no de todas porque había unas exageraciones bastante obscenas y descaradas—Piratería, robo, saqueo, movimiento anti monárquico… si todo eso. Nunca he dicho “oh dios, pero si soy inocente”… ni tampoco pensaba hacerlo.

Caminé por el muelle con cautela y coquetería, escuchando con atención cada pisada, mis tacones clavarse en la madera del viejo muelle de Death Island. Me detuve frente a él y levanté el dedo índice para hacer una aclaración.

—Debo decir mi querido parlamentario Donovan que a pesar de mis fechorías cometidas por mi propia mano… no tengo pensado ir a prisión, y si me lleva, me voy a escapar como las otras diecisiete veces anteriores. Y negociar con usted… no se de que quiera negociar exactamente, pero le escucho.

Definitivamente era mi clase de mujer retorcida, cinica y vil. Me pasee en lo ancho del muelle con aire despreocupado como si pensara mis siguientes palabras, pero yo sabia bien lo que quería. Chasque mis dedos y su sombrero salio volando hacia mi.
-Estoy en una busqueda, quiero poder- le dijo sin rodeos- Primero pense que podria lograrlo ascendiendo lo mas alto que pudiera dentro de la monarquia pero ahora admito que debo tener un plan B, mi ausencia del país me ha dejado perdido en cuanto al asunto con los rebeldes y todo lo demás pero he vuelto y quiero divertirme asi que si eres anti monarquica tal vez te gustaria enseñarme ese estilo de vida. Yo tampoco me proclamo a mi mismo inocente ni mucho menos, tal vez debería decir que mi naturaleza se inclina más en dirección contraria. No tengo interés en arrestarte, mientras te muestres dispuesta a darme lo que busco, quiero un contacto que me pueda dar información, alguien que en determinado momento pueda llamar aliado, siendo pirata creo que es facil para ti buscar información y creo que puedes conectarme con la gente indicada para que juntos nos elevemos altos, tal vez incluso para moldear el mundo a nuestro antojo.
Espere su respuesta sonriendole una vez más, era obvio que la sentencia de muerte ya la tenia sobre ella si se negaba pero si aceptaba....

Le escuché como si estuviera en una charla importantísima sobre la ubicación de un tesoro, bueno en realidad fingía que sus palabras eran lo suficientemente importante como para captar toda mi atención cuando en realidad por dentro pensaba ¿Qué le ocurre a este sujeto? Como si alguien pudiera venir a hacer negocios conmigo de esa manera, a mi nadie me daba órdenes ni me manejaba a su antojo, aquí era yo la capitana de mi propia vida, ya había tenido suficiente de visa sumisa en el pasado.

Ladeé la cabeza hacia un costado arqueando una ceja con cierto escepticismo.

—Poder… lo que corrompe el alma de cualquier ser andante sobre la tierra—dije cuidadosamente con una sonrisa amplia como si saboreara la riqueza y amplitud de dicha palabra antes de conocerla. —Una alianza… Para empezar, yo no deseo poder, no al menos de la forma en como tu lo expresas, no es lo mío querer dominar el mundo sometiéndolo a mi antojo, pues el mundo no me pertenece del todo, es peligroso jugar con algo que esta fuera de nuestro alcance. Segundo… A mi nadie me viene con condiciones estúpidas: si no haces esto… pobre de ti. Detesto las amenazas, una pérdida de tiempo innecesaria. Si quieres información, si quieres algo de mi tendrás que pagar por ello, a eso se llaman negocios.

Avancé hasta él poniéndome delante suyo hasta quedar frente suyo, a escasos centímetros, puse mi mano sobre su hombro y bajé la voz hasta un susurro.

—Yo estoy de lado del mejor postor, así se manejan las cosas, es la única forma de sobrevivir, y creo que tú lo sabes muy bien.

Le quité mi sombrero de la mano para ponérmelo de vuelta.

No pude evitar soltar una larga carcajada. No habia duda que era un mujer de convicciones aparte dificil de intimidar.
-¿Con qué el mejor postor? ¿y quien será el mejor postor para tí?- inquirí- ¿es acaso el circulo de fuego ya que eres antimonarquica o acaso tu estas más alla de eso? Cierto el poder corrompe pero la codicia tambien lo hace, porque llega el momento que ni el mejor de los tesoros podrá saciar tu hambre de oro o de riqueza, te perderas a ti misma. Pero no te juzgo si todos los caminos llevan al infierno para que resistirse.
Hice como que me rascaba la sien con mi dedo indice pero mi fin era hace que su cabello saltara de su cabeza hacia el piso. Debia reconocer que le gustaba fregar a aquellos que se sentian muy rudos.
-Debo decir que estoy interesado en hacer negocios de la forma en que te gusta a ti- agregé- Estoy dispuesto a pagarte una muy buena suma de dinero, a ti y a tu tripulación, no solo para que sean mis oidos en otros sino tambien para que hagan un pequeño asalto en la escuela, meter un poco de susto a esos jovenes, creeme te pagare muy bien y durante todo el tiempo que desees hacer negocios. La pregunta es: ¿estarias dispuesta?

Reí con la mas grande de las falsedades, al parecer se estaba confundiendo de chica, o veía a alguien que en realidad no era, mal interpretaba mis intenciones y todo lo que le había dicho parecía que no había servido de mucho para hacerle comprender exactamente quien era yo.

—No estoy ni a favor ni en contra del círculo de fuego, me dan igual todas esas personas y lo que hacen… que por lo visto hacen menos de lo que hablan todos por ahí. Tampoco me baño en monedas de oro y tesoros “prestados sin permiso”, simplemente es un oficio al que me dedico, así como tu te dedicas a ser “parlamentario”.

Me alejé otra vez de él caminando por el muelle como un paseo casual después de la cena, o una cita divertida, escuché bajo mis botas el chirrido de la madera y el agua moviéndose con pasibilidad arrulladora, le miré una vez más sin dejar de sonreír claro, aunque no una sonrisa pretenciosa y coqueta con la que buscaba tener un poco de placer sexual con cualquier tipo que me encontrara, sino una sonrisa sin vergüenza.

—La forma en como planteas los “negocios” me resulta agradable, así que… acepto… sin embargo no entiendo porque entrar a la academia, al menos que tengas ya un plan previsto… algo que desees obtener específicamente del lugar, no lo se, papeles importantes del director, algún viejo pergamino, un arma… porque “meterles un susto a los niñitos” suena mas bien como un capricho que como un plan para ganar poder.

Sonreí por un momento pense que tendria que matarla pero bueno ibamos ahora con viento en popa, para tratar de hablar en lenguaje maritimo.
Si puedes decir bien que es un capricho, soy una persona un tanto especial en cuanto a las formas que escojo para divertirme. Pero si tengo un cometido en ese ataque, y como creo en la sinceridad por sobre todas las cosas - hice un enfasis muy especial al decir la palabra sinceridad en tono de burla- te lo dire: quiero que me consigas informacion de lo que alli veas de estudiantes, maestros, quiero que me detectes a personas que puedan tener algun potencial, me confiare a tu buen juicio, no me importa que metodos utilices pero quiero localizar posibles complices alli, eso es lo que quiero que tu me traigas: los nombres, descripciones de posibles candidatos. Pues la tarea que yo busco no la puedo realizar yo solo. Si encuentras algun motin de tu interes alli me alegro por ti, podras quedarte con lo que quieras mientras me traigas eso unico que te pido, eso si intenta no matarlos, ni tu ni tu tripulacion, no me servirian de nada muertos y si llegas a cambiar de opinion, siempre serás bienvenida a unirteme. Así que dime preciosa cual es tu precio?
Me aproxime a ella, lentamente y luego agregue.
-Estoy dispuesto a darte la suma ahorita y al finalizar el trabajo un bono la misma suma

Sonreí. Eso era lo que quería escuchar realmente, era lo único que me interesaba: la suma por mis honorables servicios prestados al parlamento. Sin embargo, primero había que dejar en claro el plan que ya estaba maquinando en mi mente para entrar en esa academia, era la oportunidad perfecta, además mataría dos… no, tres pájaros de un tiro.

—Tengo la manera de entrar allí… sigilosamente para atacar directamente desde dentro —busqué en el interior de mi túnica y saqué una carta de pergamino arrugado cuyo sello ya estaba roto, era oficial proveniente de Greenwitch. —El baile de máscaras, es el momento perfecto para jugar y divertirse. Quizás quieras ser ¿Cómo se dice…? Ah si, mi pareja de baile y presenciarlo todo desde un buen ángulo… Todo eso por…

Me acerqué a hasta su oído y susurré la cantidad que deseaba por el trabajo, un trabajo que sería bien elaborado como todo lo que yo hacía, impecable, así que no podría quejarse y aceptar tan buena oferta por tantos beneficios.

—¿Qué dices?

Sin duda tenía que amar a esta mujer, bueno eso si fuera capaz de amar alguien además de a mi mismo. Yo mismo me sonrei correspondiendole su sonrisa.
-Le digo que estaria encantado señorita- con una busque entre mis ropas y saque un par de bolsas de piel atadas con un listo dorado cada una. Se las entregué
-Aqui esta tu dinero. Ahora, ¿serías tan amable de compartir los detalles?
Agite mi varita e hice aparecer un par de copas llenas de vino. Tome una y la otra fue flotando hacia ella. Agite mi varita una segunda vez y aparecieron dos sillas. Una trás de mí y una tras ella
-Ahora si, charlemos.
Esperé, la noche era agradable además teniamos una gran fogata aun ardiendo en el agua, no podia concebir mejor lugar para terminar de discutir nuestros terminos que en el que ya estabamos

Vino, luna, estrellas, una fogata y el murmullo del mar… el lugar y el momento perfecto para hacer negocios al aire libre, en aquella noche fresca. Después de guardar el dinero recién recibido, me senté sobre una de las sillas con suma elegancia, porque aunque mi vida era la de una pirata, yo tenía estilo y clase; eché mi cabello hacia atrás con parsimonia y luego bebí un trago de mi copa, era un buen vino pude saborear. Le miré a los ojos con intensidad antes de dar detalle de mi obra.

—Bien, entrar al colegio no es nada de otro mundo, esa noche nadie reconocerá a nadie, además la guardia de todos estará baja, es una fiesta… especialmente a la media noche, me gusta decorar exóticamente mis escenarios, mi tripulación ya infiltrada como invitados o meseros alzarán sus armas para crear el alboroto, entonces cuando todos estén “distraídos” tratando de salvarse a si mismos, saldré del salón en mi forma animaga y entraré al despacho del director, donde robaré los archivos tanto de estudiantes, como profesores y personal en general… así tu tienes lo que quieres y yo… también.

Conté de la forma más simplificada que pude, de verdad no era una mala idea así que no se podía quejar, era una estrategia bastante buena, pues ningún otro pirata se atrevería a entrar, en lo que posiblemente era como una de las fortalezas más vigiladas del mundo mágico occidental.

Simple pero efectivo el plan era bastante bueno asi que solo me limite a agregar una cosa más.
-Asegurate de que tu tripulación lleve algo que los distinga, algo discreto por supuesto, y que solo nosotros sepamos. Estando ahi puedo emocionarme y entrar a causar alboroto y no quisiera herir o matar a alguien de tu gente, no quiero dañar lo que parece el comienzo de una muy fructifera relación de negocios. Dime y que fecha se va a realizar este baile y si me permites la pregunta, ¿que esperas encontrar tú?

Fructífera relación de negocios, no sonaba mal, me agradaba bastante de hecho y, de todas las ocasiones en que había hecho negocios tan excéntricos, este hombre era el más agradable de todos. Sin embargo, yo tampoco había sido vendida por completo a él, simplemente estaba realizando un trabajo a cambio de su dinero.

Levanté el dedo índice delante de mí, alzando ambas cejas pícaramente.

—Desafortunadamente, mi silencio se compra también, sólo te diré que es un trabajo especial que me han encomendado hacer en la academia. —sonreí— Simplemente no te lo puedo decir, no se si entiendas… de la misma manera ocurre con en tu caso, no revelo nada de nadie y todos somos felices… —Le miré fijamente esperando cualquier reacción o leer un atisbo de titubeo en sus facciones, este hombre podía ser amable pero yo bien sabía que todos teníamos un lado “malo” el cual él no había revelado hasta el momento—Sobre lo otro, te lo haré saber a su debido tiempo…

-Comprendo a la perfección, y esta bien esperaré. Por ahora, un brindis por los buenos negocios - dije yo alzando mi copa y luego bebi todo su contenido, agite mi varita y la botella de vino se materializo, flotando en el aire virtió contenido sobre mi copa y se mantuvo entre ambos.
No estaba tratando con cualquiera era obvio era toda un profesional y muy diplomatica y seguramente tambien podia llegar a ser letal si se lo proponía.
-Entonces me queda claro que tienes muchos contactos o conocidos de cierta indole digamos, mmmm de moral distraida - reí maliciosamente- ¿crees que entre esas personas que conozcas haya algunos que compartan mi meta o mi idea? Y si es asi, ¿me los podrias presentar?