Mi sitio favorito [Emily]

Aquel era el segundo año que Shara acudía a aquella academia y el tercero sin su hermano. Durante su primer año en Greenwitch, no había hecho muchos amigos que digamos, y no por que no pudiera, si no por que no quería. Se había pasado toda su vida valiéndose por si sola y, más tarde, apoyandose en su hermano y, realmente, no sabía qué era tener a otra persona más con quien poder compartir tanto momentos de alegría como de tristeza, ni quería tenerlo, ya que la experiencia la había hecho comprender que duele más perder algo que has tenido que ignorar lo que puede que nunca tendrás.

Durante sus primeros mesen en la academia, había pasado muchas horas vagabundeando por los terrenos y no tardó en descubrir la cascada; un lugar que le inspiraba un paz y una tranquilidad inmensas. Como tantas otras tardes, se había dirigido allí con un libro y un cigarrillo (había empezado a fumar tras la muerte de su hermano y no tenía pensado dejarlo). Se sentó a orillas de la cascada y, sujetando el cigarrillo apagado entre los dedos de la mano izquierda, abrió el libro con su mano libre por la página donde lo había dejado y comenzó a leer.

Tras pasarlo escondida bajo la protección de un hogar, me sentía extraña, me habían dado un mapa de todo los lugares de Greenwitch, por dentro y aquellas que le rodeaban; como primer año en la Academia no sabía ubicarme muy bien, aunque internamente sabía que ya había pasado por este lugar dos veces, no tenía miedo a perderme ni nada como eso, sabía que al llegar la noche saldría de este lugar.

Lo que me hacía sentir alegre era el hecho que podía distraerme con lo que fuera gracias a este maravilloso lugar, Green tenía mucha naturaleza en la que podría dejarme llevar, solo me regañaba por no venir antes y pasarla en las aulas estudiando, entregando trabajos, exámenes y demás, no tenía las intenciones de tener algún aliado, conocido u amigo, sabía que no podía hacerlo si no sabía controlarme, pero podía compartir en las fiestas, o eso quería ahora, ya podría relajarme, tenía ya todo bajo control o por lo menos eso creía.

Volví a mirar el mapa y comencé a darlo vueltas gracias a mis cavilaciones me había perdido mas de lo que tenía pensando, me gustaba perderme... eran mis desafíos, pero la naturaleza me sacaba de la realidad haciéndome imaginar cosas lindas, trágicas y dolorosas; mordí mi labio inferior al ver la cascada, su sonido era mejor que escuchar música, una melodía creada por los dioses... bueno era exagerado pero así era. Al observar todo el lugar mis ojos cayeron hasta una chica, la rubia se encontraba leyendo cómodamente, se notaba que le agradaba este lugar, a ver si te ayuda Emy. Me acerqué a ella mirando por lo alto su lectura y su cabellera miel.

El libro que había escogido esta vez era una novela muggle ambientada en la segunda guerra mundial; había estudiado aquel suceso de dos formas diferentes, lo que realmente pasó y lo que los muggles creen que pasó; y menos mal que era una buena estudiante y sabía diferenciar uno de otro, por que no quería saber que habría pasado si en el examen sobre la II Guerra Mundial le hubiera puesto a la profesora lo que realmente había pasado. Estaba completamente sumergida en el libro, a pesar de que hacía algo de fresco; a Shara le encantaba disfrutar de los sonidos de la naturaleza y el borboteo del agua siempre había sido uno de sus sonidos preferidos, pero donde ella vivía no había ni una sola cascada o nada que se le pareciera.

Tras haber leído solo un par de capítulos, escuchó unos pasos que hacían crujir las hojas que ya habían caído de los árboles, ¿quien demonios había decidido molestarla? Alzó la vista al notar a una chica tras de sí, mirando su libro por encima del hombro; no le sonaba, pero tampoco podría decir si llevaba más tiempo que ella allí o no, pues Shara no se había relacionado con demasiada gente durante su estancia en Greenwitch. -¿Puedo ayudarte en algo? - le preguntó a la chica, en un tono nada amable; odiaba que la molestaran cuando estaba leyendo; bueno, en realidad odiaba que la molestaran en general, no importaba en momento ni el lugar. No cerró el libro, pues tenía pensado continuar leyendo en cuanto la chica se marchara, que esperaba que no tardase mucho en irse. Lo que si hizo fue sacar un mechero del bolsillo de sus vaqueros y llevarse el cigarro a la boca.

Mantuve mi expresión seria, no me agredía su voz, tampoco su mirada ni sus acciones, pero me era graciosa, por lo que sabía, la gente que era así con los demás, fríos y cortantes era porque tenían problemas internos, yo tambien los tenía pero eso no me quitaba la felicidad ni las ganas de hablar con las personas, suponía que era cosa de cada uno.
-la verdad estoy un poco perdida.-le mostré el mapa que estaba dado vuelta sabía que uno tenía que memorizar la salida de los lugares exóticos.

-supongo que sabes la salida, ya que estas tranquilamente leyendo, por lo que te muestro el mapa no es de mucha ayuda, si no quisiera salir de acá no me lo hubiera pensando en venir a pedir tus auxilios.

La mire con un poco de indignación, algo me decía que con esta niña, tendría problemas y la verdad... hace mucho que no tenía problemas con nadie, porque... yo no tenía a nadie con quien compartir, ni tampoco discutir.

Mientras la chica hablaba y le explicaba a Shara su situación, que venía siendo tan simple como que se había perdido por no saber leer un mapa, Shara encendió el cigarro y le dio una calada mientras guardaba el mechero en el bolsillo de sus vaqueros de nuevo. Cuando le tendió el mapa, ella lo cogió y lo puso derecho; puede que no le interesase hacer amistades y que fuera una borde, pero tampoco dejaba tirada a gente que no conocía; a las personas con las que no se llevaba bien sí que las dejaba tiradas en la mayoría de los casos.

Le devolvió el mapa dado la vuelta, es decir, como realmente tenía que ser, y le señaló con el dedo el lugar dónde estaban. -Estamos aquí, depende de a dónde quieras ir tienes que salir por un lado u otro. - dijo en un tono de voz neutro, deseando que se largase para así poder volver a sumergirse en la lectura. - Y ahora vete antes de que consigas enfadarme, no estoy como para aguantar a nadie. - dijo de mala gana, prácticamente echándola de allí; y esperaba que la chica lo hubiera pillado, por que no le apetecía tener que repetírselo.