Si el mar de Venus fuera azul... [Libre]

Me senté en la arena con las piernas cruzadas observando lo bonito y azul que era el mar de la tierra, era tan inmenso y eso me hacía pensar que éramos una diminuta pizca de polvo en el universo, una pizca andante y rodante.

Saqué mi cuaderno de dibujo aprovechando ese hermoso paisaje que la naturaleza regalaba y que me había escapado de Selene por un rato, es que a veces estar con ella era tan aburrido, estaba un poco amargada como su mamá, yo consideraba que les hacía falta ver la vida de manera ligera y disfrutarla, pero nunca escuchaban mis opiniones. A mi me gustaba ir a donde el destino me llevara y en esta isla siempre llegaba a lugares muy bonitos y coloridos que explotaban mi imaginación.

Avancé en las hojas usadas observando rápidamente los dibujos que ya tenía, la mayoría eran de Alexia Von Weillschmidt, era como un hada. Finalmente llegué a una hoja limpia y empecé a duplicar lo que veía frente a mí, un océano casi infinito que se juntaba en el horizonte con un cielo dorado… si en Venus pudieran ver esta belleza… sería genial.

—Pero el mar morado de Venus también es bonito ¿Verdad? ¿Recuerdas cuando navegábamos en lanchas de cristal? ¡Sí! Se podían ver los mitchis azulinos con aletas de oro. Deberíamos ir a unas vacaciones.

Era un día hermoso y merecía ser disfrutado, quería conocer la mayor parte de los lugares de Greenwich antes de que comenzara el año escolar, así tendría más posibilidades de escaparme sin que me pillara, evitado así los castigos impuestos por los directivos y mi propio padre, los cuales no serian muy fáciles de afrontar. Tome una campera liviana y una mochila donde llevaba cosas con las que no podía salir, por ejemplo, dulces.

Camine sin rumbo fijo hasta encontrarme con una bella playa, el sol bañaba de lleno a la arena calentándola y dándole un brillo peculiar, obteniendo un hermoso paisaje general. Me acerque a la orilla, cerca del agua cristalina, observando la longitud del horizonte pensando que tendría que haber traído una cámara fotográfica conmigo. Me saque mis sandalias y metí mis pies en el agua, que al contraste con mi piel cálida se sentía helada. A los pocos minutos me percate que no era la única que había tenido la genial idea de pasarse por la playa, un chico, no muy lejos de allí, dibujaba animadamente.

Volví a ponerme mis zapatos y me acerque sigilosamente hacia el, fruncí el seño, parecía hablar solo. Cuando estuve a unos pasos pude apreciar su dibujo- dibujas bastante bien- le comente sin pensar, en realidad al comparar cualquier dibujo con uno echo por mi todos se veían hermosos.

Rayita, rayita, borrón y otra rayita; era muy curioso que con elementos tan simples se pudiera formar algo tan maravilloso, me fascinaba la capacidad de crear de los seres, aunque muchos se limitaban por sus ideas pesimistas, opacaban su propia inteligencia con prejuicios… triste pero cierto. En un pensamiento egoísta pensaba que no me importaba mientras no se tratara de mí, pero en realidad si me importaba.

—Gracias—le respondí a la voz mágica que acababa de hablarme y seguí dibujando hasta que terminé.

Giré mi cabeza hacia un lado y hacia otro buscando algo más que hacer, una idea, sólo necesitaba una idea, la vida estaba creada por una cadena de ideas, sin embargo, mis ojos encontraron algo que antes no estaba allí: un ente con forma de fémina; un ente hermosa y aventuré que probablemente era suya la voz mágica. Me acerqué a ella y le piqué el hombro con el dedo para comprobar si era sólida. Sonreí ampliamente feliz por tener una compañía corpórea de verdad.

— ¿Qué eres? —le pregunté para estar seguro, aunque parecía una persona.

Lo mire distraídamente mientras terminaba con su dibujo, que sorpresivamente se acercaba mucho a la realidad. Me senté a su lado sin pedir permiso, esperando que no le importara, estirando mi cuello para poder ver como trazaba las últimas líneas de la obra de arte, ultimando los detalles, mientras pensaba si ya me había cruzado con aquel chico; de mí tribu seguramente no era ya que lo reconocería, aunque en realidad era bastante despistada por lo que podría haberme olvidado de su cara fácilmente.

Dirigí mi mirada hacia su rostro al notar como picaba mi hombro, fruncí el seño totalmente extrañada a causa de la pregunta que había formulado, aunque era fácil de responder lo pensé un segundo- mmm creo que lo mismo que tu… o tal vez no.…- entrecerré los ojos para luego menear la cabeza confundida riendo- ¿y tu que eres?- le pregunte lo mismo, siguiendo aquel raro juego, pero sin embargo, interesada en la respuesta que me brindaría.

Cuando ella se rió me reí aunque no sabía muy bien de que nos estábamos riendo pero la risa era bonita y no se necesitaba algo gracioso para usarla, a mi me gustaba reír aunque muchas veces me decían que reírse solo es de locos, entonces yo decía: ¡pues estoy loco!

—Un venusiano—respondí a su rara pregunta, ¿No era obvio? Quizás no, muchas personas no se daban cuenta de lo que tenían enfrente delante de sus ojotes. —Pero tú no pareces venusiana, a ver ¡una pregunta, venusiana de dudosa procedencia! ¿Qué pasaría si el mar de Venus fuera azul?

La miré directamente a los ojos con expresión pícara e inquisitiva al mismo tiempo como diciéndole: te pillé, no eres de Venus. Por cierto, tenía unos ojos muy bonitos y tan azules que sólo había visto en una persona, en la persona más hermosa que conocía: Alexia. Y quizás fuera mi imaginación, quizás ya me había vuelto loco y la veía donde quiera que mirase, pero esa chica se le parecía un poco… naaaah.

Mientras esperaba respuesta recogí mi cuaderno de dibujo y lo cerré, agarré el lápiz y me lo metí en la boca para mordisquearlo… a ese paso tendría que robarme otro, es que el sabor a lápiz era delicioso.

Fruncí mis labios creando una rara mueca, apretando estos con fuerzas para así evitar que las carcajadas que amenazaban con salir no se escucharan por toda la playa porque tal vez mi risa ofendía a aquel chico que al parecer estaba muy convencido de su procedencia, a tal modo que casi creía lo que él me decía. Controle mi expresión y sonreí de lado – ok… me has pillado, no tengo idea, no conozco siquiera Venus - comente, para luego fruncir el seño con curiosidad- sin embargo… quiero informarme... ¿Qué aspecto tienen los venusianos?, además quiero saber qué pasaría si el mar de Venus fuera azul- dije siguiendo su loco juego, que al parecer para él era una realidad.

Saque el lápiz de su boca riendo- grafito te caerá mal al estomago- le acuse, muchísimas veces yo había hecho lo mismo hasta que mi madre logro quitarme aquella manía gritándome cada vez que llevaba el lápiz a mi boca cuando vivía con ella, ahora que vivía con Gabriel ya no usaba esos elementos Muggles, utilizaba pluma y tinta como todos los magos y brujas.

Mire su cuaderno con curiosidad, absteniéndome a pedirle que me lo mostrara- Por cierto soy Darya Baroni- me presente sintiéndome descortés por no haberlo hecho antes, cruce mis pies acomodándome en la cálida arena de la playa.

Se llevaba mi lápiz!!! Esperaba que no se me olvidara pedírselo antes de que se fuera, nunca se sabía tal vez lo quería para planes maléficos como clavárselo a alguien en la garganta… esperaba que ese alguien no fuera yo.

—Yo soy Travis—Le contesté después de que ella me dijo el suyo, era cierto, no sabía mi nombre y era bueno conocer a las personas para identificarlas, que bueno que alguien había inventado los nombres. — ¡Sabía que no eras de Venus! Los venusianos somos como ustedes, pero solo un venusiano puede identificar a otro venusiano.

Miré el mar otra vez, era muy bonito que me gustaba más que el de Venus, no es que renegara de mi casa pero este mundo era mucho más lindo… bueno a veces porque todos se empeñaban en quererlo matar, parecía que no se daban cuenta que de verdad estaba sufriendo, pero así eran las personas, sólo se preocupaban por ellos mismos.

—Si el mar de Venus fuera azul pasarían muchas cosas—dije misteriosamente—Primero el cielo también sería azul, después Venus tendría un aspecto muy similar a la tierra y no nos gusta ser como todos los demás, después… los peces azules don aletas de oro no se verían tan bonitos. —Volví a abrir mi cuaderno hasta la última hoja, le quité mi lápiz de la mano y empecé a hacer un dibujo rápido, cuando terminé se lo pasé—Que son así… aunque con más color, claro.

Spoiler:

Le sonreí ampliamente esa chica me agradaba mucho, no conocía gente muy agradable en esta academia.

Comencé a balancearme en mi posición actual, yendo hacia adelante y volviendo, mirando el horizonte mientras jugaba con el lápiz, mi nueva adquisición- Lindo nombre… Travis - murmure distraídamente aun sumergida en la bella vista de delante, preguntándome porque no había venido antes, tendría que venir a darme un baño en esta playa, era genial. Volví mi vista hacia él, sonriendo, realmente era extraño… extrañamente simpático- oh que mal… tal vez me eh cruzado con otro venusiano y no lo eh reconocido… me perdí de una gran charla - fruncí el seño con aspecto decepcionado- tienes que enseñarme como reconocerlos - le acuse, y fruncí el seño curiosa.

Le mire a los ojos interesada, parecía que sabía mucho respecto al tema, aunque pareciera una locura lo decía con convicción- mmm y ¿de qué color es al final el mar de Venus? - pregunte, después de escuchar todo lo respectivo al tema del mar, el cielo y los peces. En realidad solo le seguía la corriente, era simpático y era divertido pasar tiempo con el sujeto. Deje que tomara el lápiz y observe como, en poco tiempo, hacia un hermoso dibujo de un pez- oh... son muy parecidos a los de aquí… salvo por el color que tu describes - le comente pasando mis dedos por los trazos recién hechos- ¿me permites ver los demás dibujos? - pregunte, mirándolo nuevamente

Puse el cuaderno de dibujo sobre su regazo pero no fui tan tonto como para dejarle mi lápiz, algo me decía que se lo quería llevar con ella, a veces los magos eran bastante raritos como cuando vi a un chico sorprenderse con un teléfono móvil… como si nunca le hubiera respondido una contestadora después de marcar un número que no existía, fu muy divertido la verdad. Pero esto era diferente, mi lápiz era mi lápiz, el único que tenía así que lo guardé celosamente en el bolsillo de mis bermudas, estaba seguro de que Darya no se atrevería a meter la mano ahí… eso esperaba.

—Bueno, te diré como reconocer a un venusiano cuando vea que no eres peligrosa—dije con tono misterioso y luego miré a todos lados, por último a ella, bajé la voz casi a un susurro—No nos gustan las personas malas, somos muy celosos con nuestros secretos. —Volví a al tono habitual de siempre— Pero te puedo decir que el mar de Venus es del mismo color de su cielo ¡Morado! Y los árboles son de troncos verdes con hojas plateadas… pero… las venusianas no son tan lindas como las chicas de aquí, no todas.

Sonreí ampliamente y miré a Darya con sumo interés mientras ella miraba mis dibujos, nunca se lo había mostrado a nadie, no porque no quisiera, si no porque nunca lo habían pedido.

Cerré el cuaderno que me había entregado, obviamente empezaría por las primeras hojas, donde estaban las más viejas obras de arte de Travis. Pase mi mano por la tapa gruesa y dura, perfectamente decorada para luego abrirla y observar las primeras páginas, unos paisajes bellísimos y unos dibujos al azar se encontraban en la primera sección del cuadernillo, sonreí observando con detenimiento cada uno de ellos, eran hermosos y estaban dibujados con total delicadeza. Mientras admiraba los trazos perfectamente ordenados escuchaba como Travis me contaba cosas sobre Venus, mirándolo de vez en cuando para asegurarme que hablaba en serio, su cara era realmente convincente al contarlo.

- no soy peligrosa - le asegure frunciendo el seño, preguntándome si a lo que el temía era que revelara su naturaleza demente a alguien que lo internara en el hospital San Mungo, cosa que por supuesto no haría. Me encogí de hombros- ok, esperare a que sea el momento adecuado para que me reveles el “secreto” - prometí un poco decepcionada. Comencé a imaginarme la descripción que me hacia la persona a mi lado mientras pasaba las hojas, si era como mi cabeza idealizaba Venus era hermoso- pero al parecer los Venusianos si son guapos- confirme riendo mientras seguía mi inspección de los trabajos realizados por el venusiano a mi izquierda. Una cara en los dibujos llamo mi atención, acerque la hoja a mi rostro sin creer lo que veía, una mujer hermosa que se parecía a una persona que hacía unos años no veía, a la cual extrañaba horrores.

-¿com… como se llama ella? - le pregunte tartamudeando al principio, señalando con mi dedo el rostro de la dama plasmada en el papel- ¿de dónde la conoces? - volví a cuestionar mirándole con el seño levemente fruncido, tal vez no era la misma persona y solo me imaginaba el parecido a causa de que extrañaba mucho a aquella mujer.

—Yo quisiera decirte, pero está prohibido—le hice saber a Darya disculpándome con ella de una sola mirada. Bajé la voz y murmuré solo para que ella me escuchara y los akikos flotantes no, podrían acusarme—Descuida un día lo haré.

Le guiñé un ojo y me quedé sentado tarareando el Canon de Pachelbel mientras Darya observaba mis dibujos, yo me entretuve siguiendo con la mirada el camino de un bichito que andaba por ahí, luego miré una ola alzarse alto, después un grupo de rocas en una orilla, luego una palma con muchos cocos… ¡Ya no podía estar sentado sin hacer nada!
Me paré de manos y comencé a caminar siguiendo el bichito.

—Pitsh, Pitsh, Pitsh —le dije en el que probablemente era su idioma.

Pero el bichitito se fue huyendo y se escondió entre la arena. Entonces escuché la voz de Darya, al parecer me estaba hablando porque ella no tenía aspecto de las personas que hablan solas, me acerqué y miré la hoja donde estaba abierto mi cuaderno, era ella, le sonreí ampliamente al dibujo y sin despegar la mirada de eso ojos azules le respondí a la chica que según yo insistía, se le parecía muy a Alexia Von Weillschmidt.

—Ella es Alexia Von Weill…schm..idt— Todavía no era capaz de pronuncias bien su apellido, era bastante difícil—Ella es una mujer admirable, no la conozco en persona, aunque me gustaría, pero la he visto en el profeta, y en varias revistas que mi Selene compra, siempre apoyando los derechos de otros luchando contra los magos malos, según he leído es una hechicera grandiosa, leí varios libros de la biblioteca que hablan de ella, es tan valiente, es lo que considero como una mujer perfecta. Además es hermosa ¿verdad? ¡Me casaría con ella!

Recompuse mi expresión de perplejidad a causa del parecido entre la mujer dibujada y mi madre, en todo caso la probabilidad de que fuera la misma persona era muy baja ¿no?, aunque ahora Alexia había adquirido cierta popularidad a raíz de su ideología rebelde por lo que era conocida en varios sectores de estos lugares.

Mire los profundos ojos azules que se encontraban en la página y luego a los de Travis, que comenzaba a responder a mi pregunta. Fruncí los labios al comprobar que se trataba de la misma persona y se me antojo gracioso que Alexia tuviera fans, un seguidor que no era parte de la familia ya que bien sabia que en el fondo mis hermanos, al igual que yo, admiraban profundamente a aquella mujer, siempre había sido nuestro modelo a seguir y lo seguía siendo sin importar la distancia que nos separase.

-Von Weillschmidt- susurre perfectamente el apellido, como acto reflejo para corregir el error de pronunciación de mi nuevo amigo. Sonreí sintiéndome orgullosa de ser hija de aquella bella mujer- estoy totalmente de acuerdo contigo… - fruncí el seño ante sus siguientes palabras- está casada… y dudo que le apetezca divorciarse o algo por el estilo- menee la cabeza desconcertada, nunca hubiese pensado que tendría una conversación de aquel estilo con alguien.

Cerré el cuaderno repentinamente, el rostro plasmado en el papel parecía tener vida propia, sentía que me observaba con desaprobación, como siempre hacia Alexia cuando hacia alguna travesura de niña. Tal vez era el simple hecho de que pensaba que ella debería de estar enojada conmigo por no haberla buscado en estos años, pero ella tampoco había entrado en contacto conmigo. O tal vez era que aquella conversación no era realmente apropiada.

Mi frente se pobló de arrugas a causa de la curiosidad- has dicho ¿mi Selene?- pregunte sorprendida, sintiéndome una cotilla por hacer aquel cuestionamiento, pero es que había sonado.. Tan rara aquella frase que no se me había pasado por alto entre todas aquellas palabras de adoración hacia mi progenitora.

Darya ponía expresiones muy raras mientras veía el dibujo, lo notaba porque mi atención de pronto fue para ella y no para el dibujo, de verdad que Darya se parecía mucho a Alexia Von Weillschmidt a lo mejor ella también lo creía y por eso se ponía rarorífica cuando la miraba.

—No me importa que esté casada—me reí, definitivamente no me importaba ella parecía casi de mi edad era un desperdicio que estuviera con ese sujeto estirado y de mala cara que se creía rey.

Entonces me di cuenta que la chica no quería seguir hablando de eso y cambió de tema rápidamente, seguí el hilo de su nueva conversación, tanto tiempo con Selene había hecho que yo aprendiera cuando las personas quieren cambiar de tema por alguna razón incómoda y que una persona considerada debe tener en cuenta, no quiero decir que yo sea considerado, simplemente no quería hacer sentir incómoda a Darya o que saliera corriendo como muchas de las personas que conocía, era una de las pocas brujas agradables que conocía.

—Selene es mi amiga aunque a veces tiene mal humor y me pega—respondí a su pregunta riendo ante lo último—Vivo con ella y su madre desde hace mucho, pero estoy aquí porque ella entró a estudiar en este colegio y su madre es profesora de pociones. Cuando no son vacaciones vivimos en la cabaña de Kuang ¿tu vives en una cabaña?